GEORGE WOODMAN (padre)
Es difícil trazar una línea entre la Francesca que era provocadora por elección, la que se decía a sí misma «voy a provocar», y la que simplemente era provocadora por naturaleza.
Creo que se sentía como una actriz en una obra de teatro y que esa sensación desarrolló en ella la habilidad de crear una obra y hacer que funcionara.
FRANCESCA WOODMAN*
Nací en una familia de artistas. Mi madre, Betty, era artista ceramista, y mi padre, George, pintor y, tras mi muerte, fotógrafo. Mis padres compartían una visión muy estética de la vida. Todo lo que veían les interesaba mucho y eso nos influyó de forma determinante a mi hermano Charlie y a mí. Charlie también es artista, el vídeo y la electrónica son sus formas de expresión, y es también profesor de Bellas Artes en la Universidad de Cincinnati.
Como es normal, en una familia como la nuestra se hablaba mucho de arte, de cómo eran las cosas, de lo que veíamos, de cómo lo veíamos… Todo eso nos resultaba especialmente interesante.
Recuerdo oír a mi madre decir que ella no podría vivir con alguien que no diera al arte la misma importancia que ella, que odiaría a esa persona, así, sin más motivo.
Cuando me fui al internado, mi padre me regaló una cámara Rollei japonesa de imitación. Aquello me cambió y para finales de ese mismo año la fotografía ya se había convertido en algo indispensable en mi vida. Fotografiaba de manera compulsiva.
GEORGE WOODMAN (padre)
Creo que me aparté un poco de ella para darle espacio. Y lo hice porque era muy buena. No dejarla trabajar habría sido una estupidez.
Hay gente a la que no le gustaría que su hija de 16 o 17 años se encerrara con un hombre mayor en un estudio e hiciera fotos de ambos desnudos. Pero a mis padres no les incomodó, no había nada sexual en aquellas escenas, y ellos supieron verlo.
Mis padres tenían muy claro que el arte es algo que te ayuda a expresarte, que tú eres lo que importa. Decían que para ver el arte de los demás había que olvidarse del artista y centrarse en lo que dice la obra en sí. Nunca se preguntaban qué nos decía la obra sobre el artista, se centraban en el objeto de ese arte.
BETTY WOODMAN (madre)
Francesca se derrumbó emocionalmente, y no sé por qué… Igual he sido una madre horrible, pero no puedo volver atrás y cambiarlo. Y no creo realmente que eso sea así.
GEORGE WOODMAN (padre)
Por parte del público solo hay un interés en la historia trágica de Francesca.
Mis padres venían de familias y contextos muy diferentes. Mi madre era de Boston, de una familia ruso-judía, mientras que mi padre creció en New Hampshire, en un ambiente ultraprotestante. En ese sentido, no tenían nada en común, pero construyeron sus vidas en base a todo lo que descubrieron y compartieron juntos.
Cuando mi padre conoció a mi madre, él ya tenía conciencia de ser artista. Mi madre, en cambio, no. Tenían pocos amigos, vivían en un mundo que no se movía a su ritmo, pero descubrieron su amor por el arte y eso les unió más que ninguna otra cosa.
BETTY WOODMAN (madre)
Siempre estoy interesada en lo que George dice. Llevamos casados 54 años, vivimos juntos desde hace 56-57 años y siempre me interesa lo que tiene que decir.
La familia de mi padre no aceptó nunca esa relación. Poco después de que se casaran, mi abuelo vino a casa a tomar el té y no volvió jamás. Mis dos tíos nunca nos visitaron.
Mi hermano Charlie nació cuando mi madre tenía 23 años. Creo que ella no era muy consciente de lo que suponía tener un hijo, quería una familia porque sentía curiosidad por los sentimientos que eso le provocaría. Pero no fue consciente de la gran responsabilidad que conllevaba hasta que le pusieron a mi hermano en brazos. Solía contar que pensó «¿qué hago yo ahora? ¡Voy a ser la madre de alguien el resto de mi vida!»
GEORGE WOODMAN (padre)
Nunca decidí tener hijos, nunca decidimos tenerlos. Los hijos son esos regalos desastrosos que a veces ocurren.
BETTY WOODMAN (madre)
Creo que uno se lanza a tener un segundo hijo para enmendar los errores que ha cometido con el primero. Tienes que tener otro porque ahora ya sabes cómo hacerlo bien. Por eso Francesca y yo empezamos esta vida con mejor pie. Ya no tenía tanto miedo, estaba más relajada con Francesca.
AMIGA de la infancia
Francesca era un par de años menor que yo, pero nos hicimos muy amigas. Tenía una gran imaginación, con un montón de historias y personajes que compartía con nosotros.
CHARLIE (hermano)
Mi madre trabajaba en un estudio que estaba detrás de nuestra casa, así que lo normal era ir allí cuando querías hablar con ella. Su estudio era una extensión del ámbito familiar.
BETTY WOODMAN (madre)
Quería hacer mi trabajo y conseguí hacerlo teniendo a los niños cerca.
AMIGA de la infancia
Recuerdo estar casa de los Woodman y ver a Betty cocinando mientras estábamos allí, pero también se notaba mucho que Betty era una persona creativa con un trabajo importante que tenía que terminar.
CHARLIE (hermano)
Había un constante flujo entre el taller y la casa, mucho de lo que mamá creaba allí acababa en nuestra casa: comíamos en los platos que Betty hacía y la casa estaba llena de cuadros de George. Eran parte de la fábrica de la vida.
BETTY WOODMAN (madre)
Crecieron aterrorizados por el miedo a romper un plato (ríe). ‘Podéis hacer muchas cosas’, les decía, ‘pero no rompáis mis tarros’.
A mi hermano Charlie le diagnosticaron diabetes cuando tenía siete años. La diabetes infantil es muy peligrosa, no tratarla puede ser fatal. Esto creó tensión en el ambiente familiar porque había que estar controlando siempre a Charlie. Yo, en cambio, tenía una gran libertad. Podía no volver a cenar a casa y a nadie le importaba. Las cosas eran difíciles para Charlie y mis padres, y yo era consciente de ello.
Cuando tenía 7 u 8 años, la gente me preguntaba si quería ser ceramista como mi madre, y yo les decía «¿no creéis que con una en la familia ya es suficiente?»
GEORGE WOODMAN (padre)
Nunca planeamos tener una casa en Italia, fue por accidente. Nos gustaba el significado de la familia en Italia y el tener que adaptarnos a vivir allí.
Anotación en el diario de Francesca: «Todavía recuerdo algo dulce que comí en Italia el verano pasado, unas ciruelas conocidas como ‘muslos de monja».
GEORGE WOODMAN (padre)
Cuando Charlie y Francesca eran pequeños, los llevábamos a todas partes. A veces pensábamos que estábamos influyendo mucho en esos niños. Ni a mis padres ni a los de Betty les gustaba que sacáramos a los niños del colegio. Los sacábamos cada verano antes de que acabara el curso. Durante dos años los llevamos a colegios italianos. Interrumpíamos todas sus amistades. Creo que sentíamos que aquello era un poco duro para nuestros hijos y nos veíamos en obligación de protegerlos.
Nuestros padres nos llevaban a museos y nos daban un cuaderno a cada uno para que fuéramos por las diferentes salas e hiciéramos dibujos o tomáramos notas. Quedábamos en reunirnos una hora después. Así mis padres podían ver las obras de arte sin estar pendientes de nosotros.
GEORGE WOODMAN (padre)
A Francesca le empezó a gustar dibujar y copiar cuadros de mujeres con vestidos muy lujosos. Hizo un buen número de dibujos muy elaborados de chicas jóvenes con vestidos muy elegantes.
Anotación en el diario de Francesca: «Yo soy muy femenina y me encanta la moda rosa y de encaje. No sé de dónde viene esto ya que mi madre no es así y no alienta ese comportamiento».
GEORGE WOODMAN (padre)
A veces, nuestros hijos se nos acercaban y nos decían ‘¿qué hacemos hoy?’ Y la respuesta de Betty era ‘tengo que encender el horno para mis cerámicas’; y la mía, ‘tengo que trabajar en mis cuadros’.
BETTY WOODMAN (madre)
Creo que Francesca acabó reflejando en su trabajo esa importancia que le dábamos en casa a la creación artística. Es evidente que hay una especie de ética del trabajo en su forma de fotografiar.
GEORGE WOODMAN (padre)
Nuestros hijos aprendieron que el arte es algo prioritario, que es algo que se tiene que hacer. No pierdes el tiempo pasando el rato o dedicándote a tus hobbies los domingos o algo así. Haces arte. Y creo que, desde muy pequeños, eran conscientes de que el arte es algo serio. Y eso les marcó.
CHARLIE (hermano)
Parecía que el arte era el centro de todo. Mi madre me dijo que ella no practicaba ninguna religión, que para ella el arte era lo más parecido a una religión.
Francesca siempre se quedaba un poco aparte de todo el mundo. Desde una edad muy temprana, era algo precoz, decidida y especial. Yo podría considerarme a mí mismo diferente, pero a ella la describiría como alguien especial, con un valor añadido que yo no sentía en mi diferencia.
Anotación en el diario de Francesca: «Me gustaría no perder la paciencia tan fácilmente en mi vida. Nunca tengo suficiente mano izquierda a la hora de estudiar o jugar».
GEORGE WOODMAN (padre)
Más o menos cuando se fue al Internado, Francesca dijo que quería dedicarse a la fotografía. Yo tenía una cámara de sobra, le di un par de lecciones y se fue al colegio. Tenía una profesora que la animaba mucho. La primera serie de fotografías que hizo era muy buena. No tenían el sello característico de Francesca, eran temas más bien convencionales, pero estaban muy bien hechas.
Al año siguiente empezaron a aparecer ese tipo de imágenes increíbles en las que salía ella en diferentes situaciones.
Anotación en el diario de Francesca: «Quizá me gusten los jueves por la misma razón que odiaba bañarme. Tengo horribles premoniciones con el latín. Da igual, de verdad que me gustan mis fotos de hoy».
AMIGO de la infancia
Francesca tenía una actitud insinuante, una especie de alegría que parecía fuera de lo común. Sí, me gustaba Francesca. Creo que ella tenía 16 años y yo 14. Ese año no quería ir a Italia con sus padres. Tenía un novio en Boulder que era mucho mayor que ella. Francesca pasó ese verano con nosotros. Estaba todo el rato haciendo fotos y lo hacía con muchas ganas.
GEORGE WOODMAN (padre)
Estábamos muy al tanto de lo que pasaba en el mundo de la fotografía como para saber que el trabajo de Francesca era alucinante y maravilloso. El hecho de que hubiera muchas fotos de sus desnudos no nos preocupaba.
CHARLIE (hermano)
El desnudo es un tema muy recurrente en arte y ambos estuvimos tan expuestos al arte clásico que el desnudo era algo que nos parecía muy natural. Creo que Francesca estaba interesada en el acto liberador de desnudarse.
AMIGA de la infancia
Cuando vi sus primeros retratos, me sentí sorprendida y confundida a la vez. Es mi amiga y mira lo que hace con su cuerpo. Sin mencionar que eran desnudos y que eso era bastante chocante para mí. Me asustaban un poco.
En esa época contacté con Francesca para retomar mi amistad con ella, pero no hubo mucha reciprocidad. Creo que tenía un nuevo rol en su vida, ser artista, y yo no era parte de ese mundo.
Fui a la Escuela de Diseño de Rhode Island en 1975. Hice fotografías en las que me sentía muy involucrada y puse toda mi energía en ellas. Mi trabajo estaba tan arraigado en mi interior que nada exterior podía afectarlo.
SLOAN RANKIN (Amiga)
Nos conocimos el primer día de clase, ella se me acercó en la entrada de la residencia y me pidió prestadas unas tijeras. Le pregunté cómo se llamaba y dijo, muy-muy despacio: ‘Fran-ces-ca’. Y me miró, y dije: ‘No lo acortas?’, y me dijo: ‘No, es Francesca’.
CATHERINE CHERMAYEFF (Amiga)
Tenía un halo de auténtica estrella de rock porque era tan ambiciosa, tenía tanto talento, era tan tenaz y centrada que te sorprendía.
Tenía un ojo enormemente sofisticado y era increíblemente original.
Anotación en el diario de Francesca: «Hoy he llegado de Newport con un hervidero de ideas y un sombrero nuevo».
SLOAN RANKIN (Amiga)
Vino con la idea de que era fotógrafa. De los nuevos que llegaban, casi ninguno sabía lo que quería ser y elegían entre 19 especialidades. Ella llegó sabiendo que era fotógrafa y que no quería ir a clases de diseño 2D y 3D. Así que tuvo algunos momentos espantosos en clase, incluso los profesores me pedían que evitara que se escapara de esas clases.
Anotación en el diario de Francesca: «No todo lo que está mal o desconozco es una cuestión de orgullo. Le he dicho al mundo que por mis narices podría hacerlo… Y se lo voy a demostrar y voy a hacerlo».
GEORGE WOODMAN (padre)
Creo que tras varios años fotografiándose a sí misma, empezamos a preguntarnos si su obsesión por sí misma era un poco excesiva. Pero más o menos por las mismas fechas descubrimos que estaba fotografiando también a otras personas y que el uso de sí misma como modelo había disminuido, algo que hizo que nuestra ansiedad desapareciera.
BETTY WOODMAN (madre)
No le daban demasiado crédito, el mundo en general no estaba de acuerdo con su padre con respecto a su talento. Creo que es interesante que sus compañeros y la facultad sí se lo dieran.
SLOAN RANKIN (Amiga)
Era conocida en el departamento de fotografía por su increíble trabajo. Sus nociones estaban muy por encima del nivel de la clase. De hecho, todos pensábamos que Francesca tenía un nivel de habilidad artística y de seriedad que el resto aún no habíamos alcanzado.
BETTY WOODMAN (madre)
Francesca y George estaban mucho más unidos por el oficio que realizaban. Francesca no discutía sus cosas conmigo, las discutía con George. Creo que buscaba su aprobación en lo que hacía, más que mi aprobación.
Anotación en el diario de Francesca: «No quiero que ellos vean o participen en mi trabajo. No sé lo que es. Son un apoyo importante, pero no sé si nos complementaríamos bien».
BETTY WOODMAN (madre)
Siempre nos llevamos bien con Francesca, no queríamos conflictos. Creo que estábamos asombrados con ella.
GEORGE WOODMAN (padre)
Te lo pasabas muy bien con Francesca, era muy risueña.
Cuando tenía 17 años, se fue un año a Italia como parte del programa del RISD. Estuvo un año en Roma e hizo muchas fotos, fotos maravillosas, nada de monumentos ni catedrales.
AMIGA en Italia
No hay que pensar en Francesca como en una chica soñadora, era alguien que sabía exactamente lo que tenía en mente, una chica con las ideas muy claras. Para Francesca, cada click del disparador tenía un propósito. Siempre era fiel al proyecto que tenía en mente. Nunca hizo nada improvisado.
Anotación en el diario de Francesca: «La semana pasada, cuando hice el otro video, se fue la luz y me enfadé tanto que grabé encima».
AMIGA en Italia
Era siempre como quería ser, nunca se escondió de nadie. Tenía una personalidad abierta, amable y simpática, pero sus acciones iban siempre encaminadas hacia un propósito, hacia un fin. Trabajaba 24 horas al día.
Quería que la tratasen como a una artista con mayúsculas. Es decir, quería trabajar, mostrar sus cosas, quería hacer un libro, exhibir sus trabajos.
CATHERINE CHERMAYEFF (Amiga)
Francesca era una persona muy intensa y todo lo que sentía era así, intenso. Sus relaciones con las mujeres eran intensas y sus relaciones con los hombres también lo eran. Esa intensidad también se daba en su relación consigo misma y eso se veía reflejado en su trabajo.
CATHERINE CHERMAYEFF (Amiga)
El sexo era importante para ella, pero no tenía un significado emocional que fuera más allá del hecho de que ese componente sexual funcionara o no en una foto.
Benjamin era importante para mí, era mi amigo. Creo que era el hombre con el que me veía compartiendo mi vida, como hacían mis padres, trabajando juntos.
Anotación en el diario de Francesca: «Creo que me estoy enamorando de Benjamin porque me gusta su labio superior».
Fue mi primer amor de verdad. Quizá había momentos complicados y discusiones, pero no era la única persona con la que tenía una relación complicada.
Anotación en el diario de Francesca: «Anoche me acerqué a Benjamin porque me sentía sola. Mi sexualidad ya no es tan fuerte como antes. Tengo que sentir que soy deseada y no solo tolerada (…) ¿Por qué no se lo digo? Al final, en la cama, le abracé y él empezó a llorar. Y yo sentí lástima, y después asco por su debilidad».
BETTY WOODMAN (madre)
Nos mudamos a Nueva York para que George pudiera ver su trabajo reconocido, pero fue muy duro para él. Para mí funcionó porque el mundo del arte neoyorkino se interesó por mi cerámica, parecía que se iba a poner de moda.
GEORGE WOODMAN (padre)
Fuimos a vivir a Nueva York en 1980, Francesca ya vivía allí. Cuando salió de la escuela de arte se lo tomó en serio, pero no sabíamos si se iba a ganar la vida con ello o qué iba a hacer. No hay que olvidar que por aquel entonces la fotografía no era el chollo que es ahora. Había muy pocas galerías y muy pocos fotógrafos, a la fotografía no se le prestaba mucha atención.
Nueva York fue muy difícil para mí, no acababa de encajar, ningún trabajo me gustaba. Pero trabajaba duro. Incluso estudié mecanografía e intenté ser mecanógrafa para escribir cartas sin errores, pero, por así decirlo, no me interesaban los papeles en blanco.
BETTY WOODMAN (madre)
Creo que Francesca pensaba que era muy buena artista, sentía que era muy buena, había hecho muy buenos trabajos y debía ser reconocida por ello. No sentía que estuviera aprendiendo algo que en cinco años fuera a dar algún fruto. Ella pensaba que tenía algo que decir y lo decía, y que la gente debía estar escuchándola, mirándola.
Anotación en el diario de Francesca: «Fui a almorzar, me molesta sentirme ignorada y me marché corriendo. Me duele ser tan evidente. No sé qué hacer al respecto, quizá un sombrero con un velo».
GEORGE WOODMAN (padre)
Era muy ambiciosa. Me quedé con ella unos días. Yo intentaba exponer mi trabajo en algunas galerías y, como siempre, andaba desanimado. Un día, mientras desayunábamos, Francesca me dijo: «¿Cuántas llamadas vas a hacer hoy? ¡Tienes que hacer una llamada relacionada con el trabajo cada día!». Eso es lo que me dijo.
SLOAN RANKIN (Amiga)
La idea de estar en Nueva York y trabajar para la industria de la moda le resultaba muy atractiva. Y tenía ideas que tenían algo que ver con la moda, eso podía venirle bien y le entusiasmó. Lo difícil vino cuando quiso continuar con su propio trabajo y vio que no tenía un lugar donde hacerlo, que no encajaba en la industria.
GLENN PALMER SMITH (agente de fotógrafos de moda)
A finales de los 70 y 80 yo representaba a fotógrafos de moda. Conocí a Francesca en un estudio de fotografía de moda. Ella era la tercera ayudante y preparaba las cámaras. Y ahí estaba yo, malgastando mi tiempo en aumentar el ego de un fotógrafo italiano mientras en el estudio estaba una de las mejores fotógrafas del siglo XX. Y nadie lo sabía.
SLOAN RANKIN (Amiga)
No había sitio para ella en Nueva York, ni para lo que hacía ni para lo refinada que ya era como artista. Lo que hacía estaba muy adelantado a su tiempo. Si coges un catálogo de Urban Outfitters, miras las fotos que hay en él y luego coges una fotografía de Francesca y las comparas, ves que la industria de hoy en día se expresa como se expresaba Francesca entonces.
GLENN PALMER SMITH (agente de fotógrafos de moda)
Siempre me pareció como si tuviera la piel hacia fuera. No había muchas capas, no había mucha protección más allá de esa especie de sexualidad abierta. Era evidente que estaba muy necesitada de cariño.
Anotación en el diario de Francesca: «Me siento como si flotara en plasma. Necesito un profesor, o un amante. Necesito alguien que corra el riesgo de involucrarse conmigo. Soy tan vanidosa y masoquista… ¿Cómo pueden coexistir ambos rasgos?»
BETTY WOODMAN (madre)
Durante años tuvo una relación con un hombre que no la trataba demasiado bien, pero Francesca era una persona muy exigente.
Anotación en el diario de Francesca: «Soy feliz excepto cuando él me trata como a un parásito o cuando actúa como si mi sexualidad fuera un dolor en el cuello. Y entonces, a las dos de la mañana, mira mis fotos y dice que no entiende qué tienen que ver con el arte».
SLOAN RANKIN (Amiga)
Debo decir que Benjamin la amaba y aunque rompiera con ella lo hizo de tal manera que no perdieron el contacto del todo.
Siempre me gustó el modo en el que Benjamin trataba a alguien tan necesitado de amor y atención.
Anotación en el diario de Francesca: «Ya he abierto los ojos lo suficiente para comprender que no pierdo a Benjamin, solo pierdo la idea que tenía de él».
GEORGE WOODMAN (padre)
Creo que hubo un momento en su vida personal en el que estaba desanimada y desmoralizada. Se había dado cuenta de que ser artista era difícil. Hubo un par de meses en los que le resultó muy difícil hacer nada artístico y recuerdo que decía que quería hacer otra cosa. Tal vez criar caballos o algo totalmente improbable. Recuerdo que Betty le decía: ‘¿Qué dices de hacer algo más? Tú no sabes hacer otra cosa’.
Anotación en el diario de Francesca: «Solía creer que me gustaba una imagen por su espectacularidad, o su impactante valor, o simplemente por ser una gran imagen. Todo me confunde».
BETTY WOODMAN (madre)
Yo veía un algo informal en las fotos de Francesca, no me metía tanto en su contenido. No las veo autobiográficas y hay gente que no está de acuerdo conmigo. Pero es que, de algún modo, todo arte tiene un componente autobiográfico, dice algo de nosotros.
SLOAN RANKIN (Amiga)
Cuando, por ejemplo, se escondía tras un trozo de papel, creo que Francesca no intentaba desaparecer, eso no era un reflejo de su estado mental. Estaba haciendo un paralelismo: ¿cómo sería ser ese papel en la pared? ¿Cómo se identificaría una forma humana con ello?
Anotación en el diario de Francesca: «Siento que lo que hago trata de mí por un montón de razones equivocadas. Simplemente me siento muy sola».
GEORGE WOODMAN (padre)
Creo que las fotografías de Francesca deberían ser vistas como las fotografías que son, y no como algo hecho por una persona con una historia… puede que poco común.
SLOAN RANKIN (Amiga)
No estaba deprimida ni tenía ninguna neurosis de ese estilo, su neurosis era el estar apasionadamente comprometida con la fotografía. Tenía un interior frágil. Era una persona frágil y por eso hacía fotos preciosas.
BETTY WOODMAN (madre)
No creo que ninguno de nosotros pensara que ella estaba psicológicamente trastornada, no pensábamos «está deprimida», o «qué le pasa» … No, no.
SLOAN RANKIN (Amiga)
Las fotos son de una persona sana que observa un interior frágil. Las fotos son el resultado de estar muy ocupada y comprometida con el arte, yo diría que son sus años más sanos. Hizo fotos en sus mejores años.
Un camión cargado de harina volcó en la calle y había harina por todas partes. Llené un cubo con ella y me la llevé a mi estudio. Allí se me ocurrieron una serie de ideas, grabé un video e hice unas fotos. Disfruté mucho con aquello.
Francesca, en un video en el que graba su trabajo con la harina: «Tiene una forma maravillosa, ¡estoy muy satisfecha!».
BETTY WOODMAN (madre)
Algunas personas vieron lo que estaba haciendo y se asombraron. Dijeron, oh, trata de la ausencia y de algo doloroso. Yo veo lo que hizo y veo que tenía una idea de qué hacer con la harina. Lo hizo y funcionó, y estaba encantada. Estaba satisfecha, y así era Francesca. No se trata de pérdida, se trata de ‘¡Mira lo que he hecho!’. En lo que a mí respecta, eso es crear arte.
Anotación en el diario de Francesca: «Esta tarde no estoy tan satisfecha. No me asustan las cuestiones reales, solo me asustan las cosas que tengo dentro de mi cabeza».
GEORGE WOODMAN (padre)
Era totalmente consciente de sus logros y de sus habilidades, pero también tenía la sensación de que no era lo bastante buena, de que su trabajo no era lo que debería ser, de que no se esforzaba lo suficiente.
BOB KUSHNER (pintor amigo de la familia)
Para Francesca, el éxito dependía de lo rápido que igualara a sus padres como artista, y supongo que el proceso no iba lo bastante rápido para ella.
En septiembre de 1980 estaba muy angustiada. Mis padres me dijeron que fuera a ver a un terapeuta.
Anotación en el diario de Francesca: «Esta es la quinta noche que no he podido dormir».
BETTY WOODMAN (madre)
No estoy segura de que el terapeuta la tomara lo suficientemente en serio. Quién sabe lo que pasó.
Anotación en el diario de Francesca: «El esfuerzo por terminar con esta actitud en mi trabajo ha tenido efectos extraños en mi vida».
BETTY WOODMAN (madre)
Intentó suicidarse en su apartamento.
Anotación en el diario de Francesca: «Querido diario. Tras tres semanas pensándolo, al final conseguí intentar acabar con mi vida tan cuidadosa y concisamente como fuera posible. Soy muy exigente, y mi vida en este momento es como un poso viejo de café, y preferiría morir joven dejando algunos logros, algún trabajo, mi amistad contigo y algún otro elemento intacto en vez de borrar sin orden ni concierto todas estas cosas delicadas».
BETTY WOODMAN (madre)
Fuimos allí. Los bomberos tiraron la puerta abajo y la llevé al hospital. Luego parecía estar mejor.
SLOAN RANKIN (Amiga)
Tras ese primer intento de suicidio me llamó y estaba claro que no era feliz, que llevaba un tiempo sin serlo y eso me preocupó. Dijo que no estaba haciendo fotos. Y era alarmante que alguien que había pasado tanto tiempo haciendo fotos dejara de hacerlo. Creo que esa confesión me alarmó más que cualquier otra cosa.
Anotación en el diario de Francesca: «Me veo a mí misma caer poco a poco cada día. No sé si podré aguantar otro año de fraudes».
BETTY WOODMAN (madre)
Pasamos un par de meses aterrorizados por ella. Al principio, cuando intentó suicidarse por primera vez, quería hacerlo de nuevo. Primero estuvo aquí, en casa, con nosotros, pero alguien tenía que estar constantemente vigilándola.
GEORGE WOODMAN (padre)
Era evidente que no estaba bien, estaba muy afligida y parecía que no podíamos hacer nada para ayudarla.
GLENN PALMER SMITH (agente de fotógrafos de moda)
Vino a cenar a mi apartamento. Había media docena de personas. Le dije, ‘mira esta fotografía’. Estamos todos haciendo el tonto delante de la cámara, todos apiñados mirando a la cámara. Y Francesca está apoyada al borde del sofá, apartada del resto del grupo, con esa cara triste, angustiada.
BETTY WOODMAN (madre)
Francesca había desaparecido, no podíamos encontrarla y estábamos preocupados. Llamó y dijo que no se encontraba muy bien. El psicoterapeuta había pensado que tomar algún tipo de antidepresivo podría ayudarla. Se los estaba tomando, se encontraba mejor. Decidió que, con nuestra aprobación, se iría a vivir por su cuenta de nuevo y no estar así bajo constante vigilancia. Se fue de casa y creo que lo que pasó es que dejó de tomar los medicamentos. Se deprimió mucho y sintió que, como ella misma escribió, su vida era como un poso viejo de café en una taza, y que no valía la pena vivir.
GEORGE WOODMAN (padre)
Había tenido un mal día. Ella tenía esperanzas de conseguir la beca NEA, esperanzas que, por cierto, no eran muy realistas, pero tenía muchas esperanzas.
BETTY WOODMAN (madre)
No sabía que no la había conseguido.
GEORGE WOODMAN (padre)
Sí que lo sabía, sabía que no la había conseguido. Y le habían robado la bici.
BETTY WOODMAN (madre)
Sí, le habían robado la bici.
GEORGE WOODMAN (padre)
Había sido un día horrible.
BOB KUSHNER (pintor amigo de la familia)
Francesca vino a casa a hacer de niñera y vi que estaba en un estado de completo retraimiento. Recuerdo haberle preguntado más de una vez si estaba bien y ella me contestaba que sí, que creía que estaba cogiendo la gripe.
BETTY WOODMAN (madre)
Llamé a Bob, un pintor amigo nuestro. Estaba enfadado y me decía que por qué estábamos tan encima de Francesca, que no estaba allí, que ya se había ido. Que le había dicho que no se encontraba bien y se había ido.
Última entrada de Francesca en su diario. 19 de enero de 1981: «Esto que voy a hacer no tiene nada que ver con un melodrama. Yo era, ¿soy?, no única, pero sí especial. Por eso era artista. Inventaba un lenguaje para que las personas vieran las cosas cotidianas como yo las veo y enseñarles algo diferente. Pero no hay nada que hacer si no consigo tener proyección, o pierdo la confianza o pierdo mi corazón. No hay que dar lecciones a otros, solo (mostrar) el otro lado».
BOB KUSHNER (pintor amigo de la familia)
Lo que creo que pasó es que se fue de nuestra casa, intentó llamar a varias personas, pero no pudo hacerlo, no localizó a nadie. Dejó un montón de mensajes al hombre con el que estaba saliendo, no lo localizó, y luego, según George, volvió al edificio que está al lado del nuestro, que es público, subió al tejado y saltó.
GEORGE WOODMAN (padre)
Recibimos una llamada del terapeuta diciendo que no había ido a la cita y que estaba muy preocupado. Esto desencadenó una búsqueda desesperada que no dio sus frutos hasta que la policía la encontró.
BOB KUSHNER (pintor amigo de la familia)
Llevaron el cuerpo a la morgue, no llevaba identificación, y la razón por la que tardaron tanto en identificarla es porque la cara estaba irreconocible. Supieron que era ella por su ropa.
GEORGE WOODMAN (padre)
Se volvió todo muy confuso, era una situación horrible, como un shock, como una película de serie B. Esto no es real, estás en una película. Los policías te están llevando a la morgue, etc. Esas cosas solo pasan en las películas, no en mi vida, y nunca pensé que pasarían.
BETTY WOODMAN (madre)
Te gustaría culpar a alguien, te gustaría culparte a ti mismo, te gustaría no culparte a ti mismo, o te gustaría culpar a alguien que sabes que fue malo con Francesca, pero no creo que puedas hacerlo. Creo que eso puede consolarte unos minutos, pero nada más. Y tampoco creo que ninguno de nosotros pueda seguir con su vida si se culpa por lo que pasó.
AMIGA de la infancia
Unos días después de la muerte de Francesca, llamé a Betty, su madre, a Nueva York. No sé si alguna vez había hablado por teléfono con alguno de ellos. Llamé, contestó Betty y le dije ‘Soy Patricia’. Y lloré. Y ella lloró. Es todo lo que pudimos decir.
GEORGE WOODMAN (padre)
Uno de los capítulos más importantes en mi vida es la pérdida de una persona por la que sentía devoción. Y sentía esa devoción porque su forma de ser la hacía frágil y vulnerable.
Todo lo que hacía de Francesca un ser realmente fascinante y creativo era parte del precio que tuvo que pagar por ser esa persona. Hay un riesgo psíquico en ser artista y eso puede haber hecho que la vida fuera difícil para ella.
Si de niña hubiera estado interesada en las niñas de su edad y en lo que la gente se ponía para ir al baile del instituto, no me habría resultado tan interesante ni me habría sentido tan unido a ella.
BETTY WOODMAN (madre)
¿Que cómo me enfrento a la culpa? Traté de alejarme de lo que había pasado porque creo que no hay modo de enfrentarse a ello. George y yo lidiamos con ello de forma muy diferente porque somos personas muy diferentes. Ni siquiera creo que pueda pensar en ello hoy en día. Podría lidiar con el dolor, pero no con la culpa.
GEORGE WOODMAN (padre)
Llevo pintando cuadros muchos años y no he tenido demasiado éxito con el público. Me invitaron a hacer una exhibición con otros 19 artistas en el Guggenheim. Era el evento más importante en mis 25 años de carrera y Francesca se suicidó cinco días antes de la inauguración. Así que en el mismo momento que me sentía como si esta vida dispersa se estuviera por fin centrando en algo, esa vida volvió a dispersarse de golpe.
BETTY WOODMAN (madre)
Lo que me pasó es que dejé de trabajar. Y luego, al final, empecé de nuevo. Eso es lo que me pasó. ¿Qué haces? ¿Qué haces cuando alguien muere? ¿Cómo sigues? ¿Cómo sigues viviendo? Sigues levantándote, comes, sabes que eres tú mismo, pero no eres tú mismo.
GEORGE WOODMAN (padre)
Meses después de su muerte, me di cuenta de que estaba distraído y confundido. Me costaba concentrarme. Descubrí que no me concentraba lo suficiente para leer, aquello me asustaba. Y entonces descubrí los poemas de Emily Dickinson. Eran tan cortos que podía comprenderlos dentro de la escasa atención que era capaz de prestar. Leí los 1.200 poemas.
Con los años, Betty y yo hemos aprendido, como otros muchos artistas, que no dices ‘bueno, ¿debería ir al estudio hoy?’ ‘No estoy muy inspirado, igual mañana se me ocurre algo’. Vas al estudio, y si no tienes ideas, afilas lápices. Si afilas lápices el tiempo suficiente, al final se te ocurre algo.
PATRICIA (amiga de la familia)
Para mí era evidente que George estaba impactado y físicamente destrozado por el dolor. Empezó a hacer fotografías tras la muerte de Francesca.
GEORGE WOODMAN (padre)
Creo que mi trabajo cambió drásticamente tras la muerte de Francesca. El paso a la fotografía es un capítulo muy complicado. Fui pintor abstracto durante muchos años, así que la transición a la figura de fotógrafo fue muy abrupta y emocionalmente violenta.
PATRICIA (amiga de la familia)
No creo que sea consciente de que lo que está haciendo es seguir con el trabajo de ella, que su trabajo es un reminiscente del trabajo de Francesca.
EDWIN FRANK (editor y escritor, amigo de George Woodman)
De algún modo, las fotografías de George en las que usa modelos jóvenes son fotografías que trabajan con una puesta en escena que se puede ver en las fotografías de Francesca. Hay una especie de reciprocidad entre los dos trabajos.
(George posa con una modelo recordando la foto que se hizo con su hija Francesca)
BETTY WOODMAN (madre)
En realidad, no recuerdo lo que pasó con mi trabajo cuando murió Francesca. Creo que lo primero que hice fue mantener mis manos ocupadas. Hice un montón de azulejos para la cocina, para ponerlos detrás del fregadero o algo así. Ahí es cuando tomé la decisión de no hacer más tarros y de dar el salto a cosas que no eran precisamente útiles.
BOB KUSHNER (pintor amigo de la familia)
No sé cuándo sucedió, pero hubo un momento en el que, de repente, Francesca se hizo grande. Me siento muy frustrado cuando una tragedia sobrepasa un trabajo y no te deja ver la perfección de las fotografías, su brillantez… porque son brillantes, las miras y parecen actuales. Es bastante chocante que hayan pasado más de 30 años y que parezcan hechas hoy en día.
Había una confianza y un valor inspirador en ella.
CHARLIE (hermano)
Creo que Francesca ocupa un lugar mucho mayor en la mente de mis padres que en la mía. Ellos están más preocupados por su legado, por su reputación.
BETTY WOODMAN (madre)
La mayor parte del día gira en torno a Francesca, hay mucho en nuestras vidas que gira en torno a ella, es un modo de mantenerla viva.
El trabajo de Francesca se ha hecho más y más famoso, nos hemos convertido en la familia de una artista famosa. Y creo que cada uno de nosotros, Charlie, George y yo, hemos tenido que lidiar con eso, y cada uno lo hace a su modo.
CHARLIE (hermano)
Hay un elemento de competitividad en la familia porque todos estamos ligados al arte y es posible que se compare el éxito de uno con el de otro.
BETTY WOODMAN (madre)
Creo que el éxito de Francesca es muy satisfactorio para todos nosotros. Es decir, no tenemos a Francesca pero esto es lo que nos queda. Somos muy afortunados y eso es maravilloso. Pero no siempre lo es, a veces te fastidia. Ya sabes, espera un momento, que yo también soy artista.
GEORGE WOODMAN (padre)
Bueno, hay una dimensión competitiva y el trabajo de Francesca recibe muchísima atención. Puedo pensar que no me importaría que me tocara un trozo más grande del pastel, pero en realidad lo acepto. Creo que lo importante es que su trabajo lo merece, y si no lo mereciera, entonces sería un gran problema para mí.
Disfruto de las cosas que Francesca no llegó a disfrutar. Por ejemplo, tengo 77 años y quiero disfrutar de tener 77 años, con la complejidad de sus perspectivas y su rica experiencia. Y eso es algo de lo que Francesca no pudo disfrutar.
Así que puede que no me presten demasiada atención pero creo que seguir vivo es algo bastante bueno.
*Las palabras en cursiva, atribuidas en este post a la propia Francesca, son una dramatización de sucesos y pasajes de su vida contados por sus familiares y amigos y que yo misma me he tomado la libertad de poner en su boca. Convertir a Francesca en co-narradora me ha permitido darle más presencia en un relato que no es otra cosa que la historia de su vida y, a su vez, hacer más amena y ligera la lectura del post. Al menos, ese ha sido mi objetivo. Las anotaciones de su diario, en negrita, son citas textuales del original.
**Stephan Brigidi es un reconocido fotógrafo y artista norteamericano nacido en Rhode Island en 1951.
***George Lange es fotógrafo profesional y fue compañero de clase y amigo de Francesca.
NOTA: Este post está íntegramente basado en el documental ‘The Woodmans‘, dirigido por Scott Willis en 2010. En él participan George Woodman (1932-2017), Betty Woodman (1930-2018) y Charlie Woodman (1955) junto a amigos y conocidos de la fotógrafa Francesca Woodman (1958-1981).
Me ha encantado. Describes/resumes muy bien los conflictos internos de Francesca. Como persona y como artista.
Gracias! 🙂
Uffff, sencillamente potente, muy potente!!!
Me resulta muy dificil hacer un comentario. Me ha encantado, me ha dejado perplejo y me parece apasionante. Me queda grabada una frase de Betty «¿Que cómo me enfrento a la culpa? …. Podría lidiar con el dolor, pero no con la culpa.»
Y de las fotografías de Francesca, sin palabras! No conocía a Francesca y había leído tu post «Cómo el accidente de un camión de harina ayuda a explicar la obra de Francesca Woodman». En su momento me había encantado, pero ahora me lo voy a volver a leer.
Gracias por tus textos/fotos!!!
Es uno de los post que más a gusto he escrito. Tengo debilidad por Francesca Woodman desde que la descubrí y aún me fascina ver su trabajo y lo bien que aguanta el paso del tiempo. Han pasado más de 30 años y sus fotografías siguen siendo actuales. Es una pena que muriera tan joven, me hubiera gustado tanto ver su evolución como fotógrafa… Si se «atascaba» en su estilo o si evolucionaba y cómo y hacia dónde lo hacía… Pero nos queda su trabajo, que es personal, original, único y genuino, y eso vale su peso en oro, ¿no crees? Gracias por tus palabras!
Un post maravilloso. Gracias.
De nada, Cati, me alegro de que te haya gustado!
Maravilloso. Me a gustado mucho.
Gracias, Ana María! 🙂