Joel Meyerowitz es uno de los grandes nombres de la fotografía de calle y uno de los pioneros en el uso del color. Se hizo fotógrafo tras un breve encuentro con Robert Frank, recorrió las calles de Nueva York con Garry Winogrand y Tod Papageorge e incluso disfrutó de un breve y fortuito encuentro con Henri Cartier-Bresson.

Meyerowitz ha ejercido la fotografía durante más de 50 años y es, además de un grandísimo fotógrafo, un enorme y eficaz comunicador. Es su capacidad para verbalizar lo que para él supone la fotografía y su forma casi hipnótica de hablar de ella lo que ha atrapado a miles de personas a lo largo y ancho del mundo. La siguiente cita es el comienzo de una conferencia impartida por Joel Meyerowitz en Milán en el año 2013:

 

“Llevo 50 años haciendo fotos, y la pregunta que me sigo haciendo es por qué me sigue resultando tan interesante. Podríais pensar que después de 50 años la fotografía se me ha hecho monótona, pero no es el caso.  Cada seis o siete años,  algo cambia en mí, como una estación del año, modificando mis ideas sobre la fotografía y los sujetos que me interesan.  Así que, básicamente, durante 50 años, este medio, el mundo cotidiano que es visible para todos nosotros, me ha proporcionado un continuo misterio que me mantiene conectado a la fotografía y a mí mismo.  En ese sentido, la fotografía ha sido mi maestra. Y a mi edad, tras 50 años de trabajo,  me siento fresco  y preparado para comenzar un nuevo trabajo.  Y cada día me levanto y salgo a las calles de una ciudad, al campo o a una pequeña población, siento como un apetito ardiendo dentro de mí, algo que me dice “sigue mirando”, “qué es eso, por qué es tan interesante”, “fíjate en esa cara”, “mira el gesto de esa persona”, “mira cómo la luz cae sobre la tierra”… Parece que me pase el día diciendo “mira eso”, “mira aquello”… El mundo tiene un efecto estimulante en mí, y creo que mi forma de honrar eso es levantar la cámara y apretar el botón para atrapar aquello que veo y que resulta conmovedor o rico en misterio, que me hace sentir amor por algo. Estas sensaciones humanas orquestadas a través de una cámara son una especie de intercambio, y ese intercambio es lo que ha dado sentido a mi vida”.

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