La inspiración me viene de todas partes. Las ideas son como un enjambre de abejas zumbando a mi alrededor e incluso a veces tengo que apartarlas. Elijo aquella que me persigue y cuyo aguijonazo resulta más doloroso. Entonces empiezo a pensar en cómo comenzar y hacia dónde podría llevarme esta idea.
Una de esas abejas de «aguijonazos dolorosos» pilló a la fotógrafa Julia Borissova desprevenida, durante a una visita a Tallin, su ciudad natal, en Estonia, y lo hizo en la forma de un pequeño libro que mencionaba la curiosa y trágica historia de Charles Leroux, aeronauta y paracaidista norteamericano nacido como Joseph Johnson en Conneticut, en el año 1856.
Borissova se encontraba en plena reflexión sobre el significado de las nociones de caída y fracaso en la creación artística cuando la historia de Leroux se le presentó como la perfecta metáfora a todo lo que le rondaba la cabeza: Leroux se hizo famoso por saltar desde un globo aerostático en paracaídas y por recorrer medio mundo con su espectáculo. Hizo un total de 239 saltos… hasta que murió ahogado tras caer en las aguas de la bahía de la antigua ciudad de Reval, hoy llamada Tallin. Su perseverancia y su fe en aquello que hacía, pese al peligro y la incertidumbre que vivía en cada salto, resultaron inspiradores para Borissova, que vio en cada salto, la sensación liberadora y de vértigo que se siente en el propio acto creativo.
Esa idea de libertad e incertidumbre creativa de todo artista y el paralelismo con la actividad de Leroux parecían claras… Ahora solo faltaba darle forma, y hacerlo además de una forma original y atractiva. Pero Julia Borissova es una experta en ello.
Para crear la base conceptual de cada proyecto me concentro en mi mirada. Al principio, pienso en qué tipo de imagen quiero obtener. Luego hago unos bocetos, escribo notas… Después decido qué equipo voy a usar. A veces no necesito cámara de fotos, solo un poco de material encontrado. Tal vez dibuje en las fotos o las use para un collage. Todo depende del tema y de cómo quiero presentarlo.
Julia recurrió a internet para buscar información y todo tipo de archivos como fotos antiguas, postales y folletos sobre el propio Leroux y los lugares que visitó con su espectáculo. Casi sin darse cuenta, ‘Let Me Fall Again‘ (Déjame caer otra vez) iba ya tomando forma en su cabeza.
Todas estas técnicas son necesarias para mí porque es mi forma de mostrar el paso del tiempo, la presencia del pasado en el presente. Generalmente no cuento una historia real, busco la manera de que el espectador tenga espacio para hacer su propia interpretación. Me esfuerzo en que en mis trabajos haya sitio para aquello que no se ve y no se dice.
Además, me fascina el proceso de diseñar objetos e inventar escenas para las sesiones de fotos. Me gustan las imágenes que se han creado de una forma inusual.
La magia del libro se intuye ya desde la misma portada; sencilla y delicada, pero con un enorme poder de atracción. Es el perfecto aperitivo a lo que se esconde dentro, porque ‘Let Me Fall Again’, incluida su portada, es un libro que no solo se mira y se lee, sino que se toca, se acaricia y se siente. Un pequeño gran placer para los sentidos.
Tres hilos de tres colores visten la portada, a modo de recuerdo de las cuerdas que envolvían los viejos globos aerostáticos y que eran también claramente visibles en los viejos paracaídas. ¿Quién es capaz de resistirse a la tentación de tocar y sostener un libro así? ¿Y de abrirlo para descubrir las maravillas que encierra?
La primera página no decepciona, al contrario, incrementa las expectativas. Un hilo rojo, de aspecto delicado y frágil, y que funciona como perfecta metáfora de la fragilidad y vulnerabilidad asociada habitualmente a los artistas, del miedo y las inseguridades que los atenazan al comienzo de su proceso creativo, es el que vertebra y parece mantener el libro unido. Este hilo dirige nuestra vista directamente al corazón de un famoso poema de Samuel Beckett, y se ensaña de forma especial y nada inocente sobre una palabra muy concreta: fracaso.
All of old.
Nothin else ever.
Ever tried.
Ever failed.
No matter.
Try again.
Fail again.
Fail better.
Todo de lo antiguo.
Nada más, nunca.
Lo intentaste.
Fracasaste.
Da igual.
Prueba otra vez.
Fracasa otra vez.
Fracasa mejor.
El poema es parte del famoso libro de Beckett ‘Rumbo a peor‘, una obra que, curiosamente, parte de la idea de que el fracaso es algo inevitable, y en la que ese «Fracasa otra vez, fracasa mejor» es más una resistencia vital ante un fracaso que se da por inevitable, algo que llegará tarde o temprano, que un acto de rebeldía y fe ciega en lo que hacemos que nos llevará a saborear las mieles del éxito. No en vano, el pesimismo era una de las señas de identidad de Beckett, aunque muchas veces fuera aderezado de humor negro.
Pero no hablamos aquí de Samuel Beckett, sino del delicado y maravilloso trabajo de Borissova. Los versos de Beckett son la presentación y el resumen perfecto al mensaje que encierra el libro, el de la perseverancia necesaria en todo proceso artístico, el saltar una y otra vez, lanzarse al vacío, liberar la mente de miedos, prejuicios y límites (auto)impuestos.
Para mí, la libertad se expresa principalmente a través de la libertad de pensamiento y movimiento. Me alegra que la creatividad me dé tanta libertad y creo que la inspiración no tiene límites.
En ‘Let Me Fall Again’, la fotógrafa estonia utiliza textos, imágenes antiguas, ilustraciones, algunos intervenidos y otros no, junto con elementos físicos como hilos y las propias páginas, muchas de ellas desplegables, y llenas de guiños al lector, que disfruta descubriendo imágenes, textos y diferentes elementos escondidos en ellas.
Y es que el de Julia Borissova es un libro para descubrir en el sentido más amplio de la palabra. Su magia viene de que cuando lo tenemos en las manos volvemos a ser niños, personas curiosas que juegan a pasar y desdoblar páginas, a descubrir y dejarse llevar por lo sorprendente y desconocido, a la vez que alguien, Borissova en este caso, va contado, poco a poco, la increíble y pintoresca historia, que además es verdadera, de Charles Leroux.
Pese al trágico final de Leroux, (un final, por cierto, que hubiera sido muy del gusto de Samuel Beckett, ya que el salto número 239, el último, puede considerarse como el mayor de los fracasos, pues es el que le lleva a la muerte) el libro de Borissova no se centra en el peligro de los saltos de Leroux, en la amenaza de caer y morir, sino en la sensación de aventura, de confianza en uno mismo y, también, por qué no, en el necesario desenfado que debería impulsar todo acto creativo, constreñido muchas veces por exageradas dosis de seriedad y trascendencia.
En el libro también hay sitio para fotografías hechas por la propia Julia Borissova, fotos hechas en analógico y que sirven para recordarnos que lo que estamos haciendo es reconstruir una historia pasada desde nuestro presente y nuestros lugares cotidianos. Su apuesta por el analógico es parte importante del proceso creativo de Borissova.
Uso película porque prefiero no ver el resultado inmediatamente, sino dejando pasar un poco de tiempo. Nunca estoy 100% segura de lo que descubriré. Me encanta este factor sorpresa. Y me gusta la fotografía analógica, porque me parece que está viva, que respira.
Normalmente, utilizo una vieja cámara de telémetro Revue SE 400 o una réflex de la misma marca con película de 35 mm. Para mis trabajos en formato medio tengo una Pentacon Six y una Mamiya 7 II.
‘Let Me Fall Again’ es primero una joya, una pequeña obra de arte, y luego un libro, el soporte perfecto para un trabajo delicado, personal, único y original (los hace la autora a mano). La edición es de 239 ejemplares, tantos como saltos hizo Leroux, y pueden comprarse directamente en la web de Julia Borissova.
Me gusta crear libros, porque quiero que mi trabajo tenga un volumen y se desarrolle más. Un libro permite que las fotos se conviertan en una obra de arte que tiene permanencia y, al igual que la música o una película, tiene su principio y su fin. Creo que es otra forma de trabajar con el tiempo.
Hay muchos puntos que deben considerar por adelantado y pensar en la etapa inicial. Cuando estoy trabajando en un libro, presto atención a cada detalle.
Ser autora y editora independiente me permite no tener límites a la hora de seleccionar materiales y de encontrar soluciones de diseño creativas. Además, me encanta crear cosas con mis manos. El trabajo hecho a mano hace que cada copia sea única y cada libro tenga una parte de mí.
Entre las mil y una sorpresas que esconde el libro, llama la atención una carta que Borissova escribe a Leroux.
«Querido, Charles: soy una artista que encuentra su inspiración en las cosas que descubre por casualidad». A continuación, Julia explica el alma del proyecto y las motivaciones que le llevaron a indagar en la vida de Leroux y a crear el libro. Al final, se despide de él diciendo: «Cada vez que siento que puedo fallar en mi trabajo, pienso: ‘No ser capaz de caer; eso es lo que el fracaso hubiera significado para ti'».
Unas pocas páginas después, el libro termina como comienza, con otro poema de Beckett atravesado por el mismo hilo rojo que al principio, y que sirve a modo de moraleja final. Y de nuevo, la palabra «fracaso» tachada por el hilo.
De este modo tan original, Julia Borissova construye un poema visual y físico, que se lee, se toca, se mira y se manipula. A través de la vida y los viajes de Charles Leroux, un hombre entregado a su particular «arte», que no es otro que saltar desde un globo aerostático con un paracaídas, las bellas páginas de ‘Let Me Fall Again’ se convierten en un manifiesto artístico, en un canto a la libertad creativa que consigue despojar a las palabras «locura» y «frivolidad» de toda connotación negativa. Esas palabras pasan ahora a ser referencia en la creación artística, tanto o más válidas y necesarias que otras como «perseverancia», «talento» o «esfuerzo».
Quizá, en el sentido metafórico y poético en el que está construido el libro, la muerte trágica de Leroux pueda interpretarse como la catarsis final del artista, de un hombre que vivió como quiso y que, quién sabe, puede que también muriera como quiso.
«Pero un último esfuerzo, uno más, tal vez sea el último, hay que proceder cada vez como si fuera la última, es la única forma de no retroceder«.
La cita es de Samuel Beckett, de su obra ‘El innombrable‘ (1953) y, aunque no se incluye en el libro, resume perfectamente el final de Leroux, a la vez que sirve para sintetizar perfectamente el significado de ‘Let Me Fall Again’. Un libro bello y único, pensado y construido con muchísimo gusto, y que nos abre los ojos a nuevas formas de expresión, conceptualización y narración fotográfica.
Buscando inspiración para interpretar el libro, que tengo en mis manos, he encontrado este magnifico articulo sobre ‘Let Me Fall Again’». Enhorabuena por sintetizar de una manera magistral la esencia de la idea de Julia Borissova , a mi parecer.
Esta frase: . ‘No ser capaz de caer; eso es lo que el fracaso hubiera significado para ti’”, y unir la ida del libro con el poema de Samuel Becker, lo convierte en una joya única.
Muchas gracias por tú excelente artículo.
Gracias, Amelia! Me alegro de que te haya resultado inspirador 🙂
Hola, me gustaria comprar este fotolibro de Julia Borissova, sabes donde se vende? Gracias
Hola, Teresa! Los libros los hace la propia Julia y los vende a través de su web. Este es el enlace: http://www.juliaborissova.ru/Julia_Borissova_PhotoSite/Books.html