El libro es una respuesta a tres ausencias que hay en mi vida. Es un descenso a las tinieblas.

Un lamento que parte el alma recorre la sala de conferencias. Estamos en una inquietante penumbra, con la imagen de Camarón de la Isla en una pantalla como única fuente de luz. Su voz y su dolor nos envuelven con la ‘seguiriya’ a la muerte de su madre. Nadie se mueve, nadie aparta la mirada… Durante los minutos que dura el vídeo, el rey del flamenco nos roba el alma.

Y de esa forma tan sencilla y tan contundente es como Pako Pimienta nos mete ‘Sizigia’ en vena. Con Camarón. Con su dolor. Con su martirio. Porque ‘Sizigia’, ese libro negro, pesado, de tacto áspero y entrañas sangrantes está a punto de atraparnos con su blanco y negro crudo, sombrío y contundente. En ‘Sizigia’ no hallaremos consuelo ni redención, pero sí una necesaria y sanadora liberación de dolor, pena y rabia contenida.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Y es que, pese a su oscuridad, Pako Pimienta ha conseguido plasmar en ‘Sizigia’ un canto a la vida, al sentimiento descarnado, puro, sin cadenas. Su magnífico libro es una borrachera de vida y muerte, una búsqueda sin fin. ‘Sizigia’ es, ni más ni menos, la ‘seguiriya’ del propio autor ante tres pérdidas que marcan su vida. Sus fotos son la metáfora visual de las coplas que conforman ese tipo de cante: trágicas, dolientes y profundas, reflejo del sentir del alma humana, del amor y la muerte.

Este libro es un intento de representar el lamento de Camarón. Es el fruto de tres años de trabajo, de disparar por pálpito, por necesidad… sin saber por qué ni para qué.

‘Sizigia’ a ritmo de golpe, tacón contra suelo, palma contra palma. La proyección de este segundo video fue otro de los momentos que nos dejó sin respiración. Eso, y la voz de Pako hablando sobre su libro. Yo jamás había oído su nombre ni sabía qué demonios era ‘Sizigia’, si era una palabra inventada, robada o recuperada de alguna lengua muerta. Me sonaba a hechizo, a brujería. Quería, necesitaba, saber más.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

El significado de la misteriosa palabra lo explicó el propio Pako, con su estilo de palabras sencillas y directas. En astronomía, una ‘Sizigia’ es una situación en la que tres objetos celestes o más están alineados.  Normalmente, (y esto es añadido mío) se usa para hablar de la alineación del Sol, la Tierra y la Luna, o cualquier otro planeta. ‘Sizigia’ viene, por tanto, de la negrura del universo, de los destellos y caprichos de sus astros. Del azar y de sus imprevisibles consecuencias.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

En tres años consecutivos sufro la pérdida de tres familiares. Tres golpes certeros directos al corazón que cambian mi concepción del mundo y su relación con el universo. Ley de vida.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

‘Sizigia’ es un viaje necesario e ineludible en forma de fotolibro a un encuentro conmigo mismo. Trata sobre la mutación de la percepción que sufre el fotógrafo, y por ende, la persona, ante estas tres poderosas ausencias y que irremediablemente conducen a un viaje al fin de la noche, a un viaje, en principio, de destino incierto donde acaba por revelarse la existencia de la mano invisible que dirige mis pasos por un camino lleno de abrojos. 

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

«Quién me siga andará entre tinieblas». Es la cita del escritor sueco August Strindberg que nos abre la puerta, y nos advierte, del universo ‘Sizigia’. Contundente, impactante y descarnada, al igual que el libro. Un recordatorio de que cada uno somos dueños de nuestros demonios, temores y, por supuesto, nuestras tinieblas.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

A la crisis vital, como tantas veces, le sigue la fotográfica. Los antiguos códigos ya no valen, lo conocido se diluye y pierde su significado.

Aturdido, deja de interesarme lo habitual. Reacciono ante el momento previo o inmediatamente posterior a lo que sucede, puesto que también sucede. Lo efímero.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Esa sensación de que algo se nos escapa de entre las manos parece impregnarlo todo. Es la consecuencia lógica de esas tres pérdidas, las tres ausencias de las que habla Pako y que están muy presentes en todo el libro. También lo cortan y lo interrumpen, como tres hachazos, en forma de tres páginas en blanco. Las únicas entre tanta negrura. Tres suspiros, tres paradas para tomar aire, solo tres, entre las casi 400 páginas del libro.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Fotografío lo cotidiano y lo íntimo (lo íntimo son familiares y amigos). Para mí la intimidad significa tener el tiempo en tus manos. Y eso es importante, porque las fotografías están hechas de luz, tiempo y azar. Lo íntimo implica la oscuridad, que es donde el ser y la esencia se dan la mano.

Al dejar de lado el hecho fotográfico, lo que estoy haciendo es darle prioridad al azar, y esto, en fotografía, es importante. Me abrió a un mundo maravilloso.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Durante tres años, Pako va robando ratos e imágenes a su trabajo de fotoperiodista de provincias y alterna su catarsis fotográfica personal con el día a día de la profesión que le da de comer. Empeñado, entre otras cosas, en llevar la contraria a Ricky Dávila, al que en una conferencia escuchó decir que no era posible desarrollar una mirada personal y genuina cuando diariamente tienes que plegarte a las exigencias de los encargos. Dávila habló entonces del peligro de «contaminar la mirada». Pako levantó la mano y allí mismo le dijo que él le demostraría que sí, que era posible desarrollar tu mirada manteniendo tu personalidad y protegerla de injerencias comerciales. Y lo hizo. A base de tomar fotos «con pálpito» y de no buscar respuestas, sino preguntas.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Hacía fotos constantemente sin saber a dónde me iban a llevar. Me di cuenta, por ejemplo, que lo del ‘instante decisivo’ me creaba muchísimas dudas, a mí me interesa lo que sucede antes y después de ese momento.

También me hice autorretratos, algo raro en mí, porque que nunca antes me los había hecho. Pero era lo que me salía de dentro, un impulso. Y me dejaba llevar.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta (con autorretrato a la derecha)

Todo en ‘Sizigia’ tiene una atmósfera de fin de viaje, de tiniebla, oscuridad… Es un ejercicio de tristeza que está lleno de belleza.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Cada vuelta de hoja, cada golpe de ojo, es un latigazo rápido, profundo y perenne con el que Pimienta nos adentra más y más en la oscuridad de ‘Sizigia’. Este libro tiene algo, algunos lo llamarán hechizo; otros, embrujo; habrá incluso quienes hablen de veneno, pero su negrura y su contundencia rascan el alma, desentierran y extirpan males que se extinguen en forma de lamentos… los rasca, corroe y limpia. Así, una vez cerrado el libro, es casi imposible no soltar un suspiro, uno que poco o nada tiene de lamento, porque si este libro es algo, es liberador. ‘Sizigia’, con su mágica y caprichosa conjunción de astros, su dolor y su contundencia, te sacude el alma, te insufla vida y de su mar de crudeza y búsqueda el lector surge, de sus propias tinieblas, como un alma exorcizada. Menos inocente y más sensible; menos humana y más animal; menos encorsetada y más primigenia. En definitiva, más libre y reconciliada con sus demonios.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Busco extraer lo invisible, romper lo establecido, crear la nueva consciencia. No tengo nada que demostrar. Inútil no es igual a intranscendente. Busco mi verdad y mi libertad; potenciar las voces, destruir los ecos. Importan las preguntas, nunca las respuestas.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Mi cámara, que habitualmente es instrumento de análisis y crítica, con la que desarrollo mi labor de fotoperiodista de provincias, también muta, convirtiéndose en indispensable aliada para la supervivencia.

Se refiere a las relaciones entre el mundo material y el espiritual. Parece convertirse en una extensión de mí mismo. Ama y odia conmigo, se acompasa a mi respiración y consigue liberarse del peso del acto fotográfico. No hay espacio para girarse, no se piensa, se actúa.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

En ‘Sizigia’ hay rostros, cuerpos, desnudez, heridas, cicatrices, miradas, humanidad, animales: ovejas, caballos, aves, peces, gatos y perros.

Estoy obsesionado con los perros y los gatos. Sobre todo, con los perros. Les hablo en italiano. He aprendido cómo agacharme para hacerles fotos.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

También hay paisajes, edificios, cielos, naturaleza, graffiti, genitales, carreteras, motos, coches, vírgenes y santos. Todo lo que atrapa la atención del autor está ahí, todo lo que el corazón le pide atrapar con la cámara. El campo de girasoles, el rebaño de ovejas con ojos brillantes, el perro tuerto, el cementerio, la niña en su habitación, la señora sentada en la calle, el sofá abandonado, la maniquí rota, la foto de la infancia, la fregona, el murciélago, el torero enfrentado a Darth Vader, la tela de araña, el cisne, las gafas rotas, la tortuga volcada, el hombre que lanza una butaca al mar, la calavera, la chica que grita, el gato que bufa, y el autorretrato de Pako.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta (con autorretrato a la izquierda)

Están también todos los referentes del autor, orbitando, de una manera u otra, en el universo de sus pulsiones. Está Michael Ackerman («En fotografía no debe existir la lógica, sino la atracción, por eso lo efímero es brutal y tan adictivo»), está Anders Petersen, está Daido Moriyama, está Miguel Oriola, está Ricky Dávila («A la fotografía se llega por necesidad»). Y está, sobre todo, Pako Pimienta; no el fotoperiodista, sino el ser humano que busca, que se busca, a través de la cámara.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Desaparece la disposición de hacer fotografía, de ser fotógrafo. Acaba por desvanecerse el habitual modus operandi para la creación de una nueva consciencia. El resultado, la mayoría de las veces, es una alucinación. Es una falsa realidad que conduce a la verdadera intención que lleva a querer retratar.

La fotografía pierde su carácter artístico, se transforma en un combate contra el tiempo, contra mí mismo.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Y todo, siempre, pensado en el libro, el formato mediante el que Pako Pimienta, tras un arduo trabajo de edición en solitario, consigue que toda esta borrachera de sentimiento y fotografía encaje, en equilibro. Es el «entenguerengue», su palabra favorita, típica de su pequeño pueblo de Badajoz, y que significa eso, equilibrio.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Para mí, el mejor formato para contar una historia es el libro. No sé hacer libros y leí en algún sitio que hacer un libro tiene que ver con la memoria involuntaria. Entonces me puse a escoger las fotos que por sí solas no contaran una historia, todo lo contrario de aquellas que busco y hago en mi trabajo como fotoperiodista.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Quería hacer un libro y para después poder desprenderme emocionalmente de él. La edición me llevó 2-3 meses y se me hizo eterna. Lo hice todo yo solo, no quería que nada ni nadie me influyera, quería que fuese todo muy personal. Por eso quité de en medio los libros de otros fotógrafos, para no ver nada más hasta no hacer el mío. Tenía un ‘cacao’ mental importante. También me desprendí de mis ganas de gustar a los demás, y eso fue fundamental.

Lo que tenía claro era que quería que el libro fuera un «ladrillaco», que tuviera presencia e importancia como objeto en sí.

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Detalle del lomo de ‘Sizigia’, de Pako Pimienta

Y el «ladrillaco» apabulla, por su físico y por su contenido. Es un ejemplo de obra de factura personal, de discurso propio.

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‘Sizigia’, de Pako Pimienta

En resumen, la de ‘Sizigia’ es una historia visual y visceral, que nace del dolor, las ausencias y de un irrefrenable impulso de fotografiar sin condicionamientos, de hacerlo como necesidad vital y grito desgarrador de sangre y rabia; nace del lamento de Camarón, de los golpes y heridas de la vida, y huele a sentimiento, rebeldía, curiosidad y sensibilidad hacia aquello que nos rodea. En ‘Sizigia’ hay oscuridad, duelo y lamento, pero también búsqueda, belleza y humor. ‘Sizigia’ es fotografía, arte y libertad, pero es, sobre todo, y más que ninguna otra cosa, VIDA.

*Las palabras de Pako Pimienta están sacadas de las notas que tomé durante su conferencia en Bilbao el 24 de mayo del 2019, de escritos que el propio autor ha ido publicando en redes sociales y de una entrevista realizada por la revista digital Orizonte el 3 de mayo de 2018.

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