Cuando Richard Avedon murió el 1 de octubre de 2004, el New York Times publicó un obituario en el que afirmaba que las fotografías y retratos de Avedon «habían ayudado a definir, en Estados Unidos, durante el último medio siglo, la imagen de belleza, elegancia y cultura».
Richard Avedon era famoso por agotar anímica y físicamente a sus retratados con largas sesiones de hasta cuatro horas de duración. Y así, con la guarda baja, era como conseguía capturar con su cámara la imagen más sincera de los sujetos.
El fotógrafo estadounidense ha sido el gran retratista de la segunda mitad del siglo XX. Estas son algunas de sus frases sobre el género del retrato:
«A menudo siento que la gente viene a mí para ser fotografiada como irían a un médico o a una adivina; para averiguar cómo son. Para mí, las fotografías tienen una realidad que la gente no tiene. Es a través de las fotografías como conozco a las personas».
«Cuando posas para un fotógrafo, lo haces detrás de una sonrisa que no es la tuya. Tú tienes rabia y hambre y estás vivo. Lo que valoro en ti es esa intensidad. Quiero hacer retratos tan intensos como las personas».
«Mis retratos dicen más de mí que de la gente a la que fotografío».
«Siempre prefiero trabajar en un estudio porque aísla a la gente de su entorno. Por decirlo de alguna manera, se convierten algo simbólico de sí mismos».
«Un retrato no es una semejanza. En el mismo instante en el que una emoción o un hecho se convierten en una fotografía, dejan de ser un hecho para pasar a ser una opinión».
«Un retrato es una foto de alguien que sabe que está siendo fotografiado, y lo que hace con ese conocimiento forma parte de esa fotografía tanto como la ropa que lleva puesta o su propia imagen. Está implicado en lo que sucede y tiene cierto poder en el resultado final».
«Todos actuamos. Lo hacemos frente a los demás todo el tiempo, con intención o sin ella. Es una forma de hablar de nosotros mismos con la esperanza en ser reconocidos como aquello que nos gustaría ser».
«Veo fotos de mí mismo y sé que lo que estaba sintiendo en aquellos momentos no se veía reflejado en la imagen».
«Estoy, y siempre estaré, devastado por el don de Audrey Hepburn para estar ante la cámara. No podía hacer que fuera aún más maravillosa. Ella ya lo era. Solo podía documentarlo. No podía interpretarla. No había manera de ir más allá de quien ya era. Ella había conseguido ser su retrato definitivo».
«La gente real se mueve, avanza, aguantan el paso del tiempo. Es esa cuarta dimensión de la gente lo que intento atrapar en mis fotografías».
«La moda es con lo que me gano la vida. No la estoy atacando, es un placer ganarme la vida de ese modo. Después está el placer más profundo de hacer mis retratos».