Odio el término «fotografía de calle», creo que es estúpido, no dice nada sobre el fotógrafo ni sobre su trabajo, ni sobre el objeto de éste. Por ejemplo, yo tengo un libro que se llama “The Animals”, pues llámame fotógrafo de zoos. Eso sí tendría sentido para mí.
Mi consejo en fotografía de calle es que husmeéis, que confiéis en vuestro olfato. Tuve una estudiante que estaba preocupada porque decía que le daba por fotografiar cosas de forma compulsiva y que aquello no podía ser bueno. Yo le decía que lo que tenía que hacer es dar gracias a Dios por tener esas obsesiones.
Una vez que te has colocado en el sitio elegido, tú, como fotógrafo, eres responsable de dos cosas: de lo que está dentro del encuadre y del momento en el que decides apretar el botón. Ese es el trabajo del fotógrafo, del resto se ocupa la cámara. Al final, lo que consigues es lo que la cámara te muestra. Eres responsable de lo que hay en el encuadre, lo que queda en los bordes, y del momento en el que decides disparar.
Yo intento elegir un encuadre basándome en lo que quiero que aparezca en él. Cuando fotografío no pienso en fotos, pienso en la vida. Sé que lo que fotografío es interesante aunque aún no haya visto las fotos. La escena tiene que resultar más interesante cuando la vea en la foto. Si no es así, es que la foto que he hecho no funciona.
Sabemos perfectamente qué aspecto tiene una fotografía, y esa es la parte fácil del trabajo. Lo natural es hacer esas fotos que tan bien conocemos y sabemos hacer, ¡pero es aburrido! No quieres hacer nada así. Yo intento trabajar mi propio estilo, hacerlo a mi manera, para evitar ese problema.
Uno de los fotógrafos de los que más he aprendido, y de forma más inmediata, es Robert Frank. Es con quien más en deuda me siento. Pero no se trata de hacer las fotos que haría Robert Frank, sino de que su trabajo sea una especie de llave para enfrentarme a mis dolores de cabeza, para aprender de él.
En la medida de lo posible, prefiero que sean otros los que revelen mis fotos. Creo que Cartier-Bresson pensaba lo mismo. Cualquier impresor competente puede revelar mis fotos. No se trata de que las interprete, la única cuestión importante es que el revelado sea tan limpio como sea posible. Me gusta revelar, pero fotografío mucho y siempre voy retrasado con el revelado (Winogrand dejó 2.500 carretes sin revelar, 6.500 revelados pero sin revisar y 3.000 rollos de contactos sin clasificar), por eso, si puedo permitírmelo, prefiero pagar para que alguien lo haga. Creo que solo los coleccionistas dan importancia a que un fotógrafo meta sus manos en la bandeja de revelado y revele sus propias fotos (risas).
Cuando me preguntan qué pienso de mis fotos respondo que algunas me parecen más interesantes que otras. No digo si me gustan o no, sino que me interesan las que me interesan. Es un proceso divertido. Cuando miro los contactos, los amplío para que lo que me interesa se vea más grande. Normalmente son copias de trabajo, no hago copias finales para mí. Los pases de fotos los hago con copias de trabajo, que es donde encuentro lo que realmente me interesa en una foto.
Mira, fotografiar es como un juego. Cuando fotografías gente y ellos te ven, hay muchas estrategias que puedes usar. Es lo que yo hago. Normalmente, la gente no es muy consciente de cómo funciona una cámara. Puedo apuntar con la cámara a una persona pero hacer como que miro hacia otro lado, y ellos no se dan cuenta de que estoy haciéndoles una foto. Eso es fascinante, porque luego pueden aparecer sorpresas en el encuadre.
Te encuentras con muchas sorpresas cuando ves tus fotos y te fijas en lo que ha quedado dentro del encuadre, y creo que eso es una bendición. La sorpresa es algo que funciona de muchas maneras. Yo puedo estar sacando fotos en esta habitación y parte de mi atención estará en todo lo que pasa en la habitación. Puede que no sepa lo que tú estás haciendo, pero lo sabré cuando vea la foto. Puedo decidir qué es lo que va a salir en los bordes, en las esquinas del encuadre, puedo saber qué es lo que pasa aquí, pero encontrarme con una sorpresa en este otro sitio del encuadre.
No tengo lugares preferidos para hacer fotos, yo fotografío y ya está. La mayoría de las veces hago fotos en ciudades y mi sitio favorito para hacerlo es siempre aquel en el que estoy. Por decirlo de alguna manera, la fotografía me permite salir de mí mismo, es lo más cerca que puedo estar de no existir (se ríe), y eso para mí es lo mejor, me resulta muy atractivo.
Toda fotografía es una imagen pero no toda imagen es una fotografía, independientemente de que esté hecha con una cámara o no. Pero, realmente, ¿qué es una fotografía? Déjame expresarlo de otra manera. La fotografía es la forma más chapucera que tienes de reflejar lo que hay en tu imaginación, de ilustrar las ideas. Cualquiera que tenga un lápiz lo hará mejor que tú. Imagina, por ejemplo, que tuvieras que reflejar un reloj derritiéndose. ¿Cómo lo haces? Pues el del lápiz es capaz de hacerlo todas las veces que quiera. Por eso digo que la fotografía es la forma más torpe y chapucera de recrear la imaginación. Es como intentar cortarte las uñas con un serrucho o con un martillo. La fotografía es una ilusión de una descripción literal. Es una porción de tiempo en el espacio, es eso y nada más.
El equipo, la cámara, no es importante, lo importante es el proceso, que es siempre el mismo: percibir, ver y usar la máquina para captar el momento. Así es como se hace una foto y para eso da igual qué cámara uses. Si alguien me viene con una buena foto, me importa un carajo cómo la ha hecho, ¡como si la saca a través del agujero que tiene en el bolsillo! ¡Qué más da!
*Las palabras de Garry Winogrand son un resumen de varias entrevistas y videos protagonizados por el fotógrafo.
**El retrato de Garry Winogrand que encabeza este post es obra de Judy Teller/Greenwich Entertainmet.
***Otros enlaces de interés sobre Winogrand:
¿Qué esconden las fotografías de Garry Winogrand? (artículo en El País)
Mejora tu fotografía de calle con Garry Winogrand (post en Rubixephoto)
Garry Winogrand, el fotógrafo tumultuoso (post en Oscar en Fotos)
Como siempre pasa en tus entradas, esta está repleta de cosas valiosas, de la mism manera que las fotos de Winogrand rebosaban información y detalles.
Me viene muy bien!
Un abrazo, Leire!
Jota.
Hola, Jota! Cómo me gusta verte por aquí! Muchísimas gracias por tus palabras. Winogrand es, entre los clásicos, mi fotógrafo de calle favorito. Sus fotos tienen una vida, un «algo» especial, que no percibo en el resto.
Otro abrazo para ti!
Leire