Acaba de ser elegido el mejor fotolibro internacional por el jurado de Photoespaña 2018 y en 2017 recibió el Photoboox Award, ahí es nada.
«The Restoration Will» (la voluntad de restauración) es una gran metáfora, una herida abierta que tiene su origen en el terrible tsunami que azotó Japón tras el terremoto de 2011. Más de 15.000 personas perdieron la vida y más de 2.500 desaparecieron sin dejar rastro, entre ellos, los padres de la fotógrafa Mayumi Suzuki, autora del libro.
«The Restoration Will» es un libro único en su diseño, contenido y planteamiento. Un viaje a través de la pérdida, la destrucción y el dolor, que no busca otra cosa que mantener viva la memoria de una familia.
El mar destruyó el álbum familiar y el estudio fotográfico del padre de la autora, las fotos quedaron dañadas, descoloridas… las siluetas borradas casi por completo. La vieja cámara del padre de Mayumi fue el objeto elegido para restaurar parte de esa memoria, creando unas imágenes únicas y emborronadas, como la mirada de los muertos y de aquellos de los que nada más se supo.
Esta es la historia de «The Restoration Will» contada por su propia autora:
Mis padres, que tenían un estudio fotográfico, desaparecieron en el tsunami de 2011. Nuestra casa quedó completamente destruida. Había sido un lugar para trabajar, pero también para vivir; yo crecí allí. En el lugar que ocupó el estudio, no quedó más que una montaña de escombros.
Conseguí encontrar lo poco que quedaba del cuarto oscuro, que fue la parte de la casa que mejor aguantó el tsunami: encontré la cámara de mi padre, su carpeta de fotografías y nuestro álbum familiar, todo cubierto de barro. En ese momento que empecé a arrepentirme de no haberme hecho cargo del estudio fotográfico de mis padres.
Un día, intenté tomar una foto de un paisaje utilizando la lente embarrada de mi padre. La imagen salió oscura y borrosa, como si fuera la mirada de un difunto. Al sacar aquella foto, sentí que podía conectar nuestro mundo con el del más allá, era como si pudiera hablar con mis padres, aunque eso, por supuesto, era imposible.
«¿Se arrepintió de algo justo antes de morir?» «¿Cómo miraría nuestra nueva y reconstruida ciudad si estuviera vivo?» «¿Cómo siente que he crecido como fotógrafa?» Estas preguntas son mi motivo para tomar fotografías.
Las instantáneas familiares que encontré estaban deslavadas, las imágenes estaban desapareciendo lentamente. Los retratos que hizo mi padre estaban manchados y descoloridos. Esas cicatrices de las fotos son similares a los daños que el tsunami causó en mi pueblo, similares a mis recuerdos, que también se van borrando lentamente.
Este libro es un intento de conservar mi memoria y mi historia familiar. Organizando estas fotos he intentado reproducir esa memoria.
La edición original de este fotolibro, 87 ejemplares, representa el número de años que han pasado desde que el estudio fotográfico de mi familia se abrió por primera vez en 1930.
Este libro está dedicado a mi padre, Atsushi Sasaki, y a mi madre, Katsuko Sasaki, que nunca fueron encontrados tras aquel fatídico 11 de marzo de 2011. También quisiera dar las gracias a mi hermana, Hirono Sasaki, y a todos los amigos y simpatizantes de Onagawa.
Al hojear ‘The Restoration Will’, algunos lectores pueden tener una sensación de pérdida; otros, en cambio, pueden sentirse reconfortados. Lo que quiero compartir con todos no es el recuerdo del trágico tsunami, sino la «restauración mental» que uno puede experimentar después de un suceso tan devastador.
También deseo que este libro se comparta con aquellos que albergan aflicción y/o dolor en su interior. Todos pasamos por momentos dolorosos en nuestras vidas. Para mí, el 11 de marzo de 2011, el día del gran tsunami, es el día inolvidable de mi vida.
Dos semanas después del tsunami, volví a mi casa y recogí las pertenencias de mis padres de entre los escombros. Deben haber muerto con un profundo pesar. Pensé tenía que hacer que su existencia y el trabajo como fotógrafo de mi padre dejaran algún tipo de huella en el mundo. Aquello se convirtió en mi intento de “restauración”. Era la voluntad de mi padre, y también la mía.
Muchos de los recuerdos de mi infancia que tengo con mi padre están ligados al cuarto oscuro de revelado que tenía en su estudio. Aquel lugar fue también el punto de partida de mi carrera como fotógrafa. Tenía alrededor de 5 años cuando mi padre comenzó a llevarme al cuarto oscuro y me mostró la magia de la fotografía. Recuerdo el momento en que las imágenes flotaban en el líquido revelador y aquel olor ácido. Estaba tan alucinada con las impresiones de mi padre que incluso me olvidaba de la hora de la comida. En ese cuarto oscuro también lo ayudé con el proceso de impresión y recuerdo que fui yo la que imprimió la serie de retratos que hizo a varios constructores de barcos entre 2004 y 2005, después de terminar mis estudios de fotografía en la universidad.
El tsunami de 16 metros de altura destruyó todas las casas de la zona. Era tan alto y poderoso como para incrustar un automóvil en el tercer piso de un edificio. Pero nuestro cuarto oscuro resistió al tsunami. Creo que el espíritu de mis padres quiso proteger el cuarto oscuro como el símbolo viviente de lo que fue su estudio fotográfico.
Las fotos que rescaté y en las que aparezco yo de niña, así como las que estaban en el porfolio de mi padre, me han ayudado en mi peculiar “restauración” de mi memoria.
Antes de comenzar a hacer este libro, estaba tratando de arrinconar todos los recuerdos del pasado para alejarme de la realidad porque me resultaba demasiado doloroso enfrentarme a ella. Guardé en mi armario las cámaras, lentes y las instantáneas que encontré y las ignoré durante cinco años, hasta que comencé este proyecto. Esos objetos me recordaban el tsunami y no quería sentirme constantemente afectada por los recuerdos de mi familia.
Para abordar este proyecto, empecé por sacar las fotografías de mi padre. Estaban dañadas por el agua del mal y habían perdido varias capas de color. Los daños se parecían a las cicatrices que había en mi mente y a los daños que sufrió mi propia ciudad. Vi la posibilidad de que esas fotos dotaran de más profundidad a mi historia. Y además, sentía que hacer este libro podría servir para sanar mi mente.
A pesar de la experiencia del tsunami, todavía amo el mar, porque nací y crecí en una ciudad de los pescadores. Cada vez que veo esa hermosa costa, puedo sentir a mis padres cerca de mí. Algunas víctimas del tsunami estuvieron un tiempo sin poder mirar el mar (tenían una especie de trauma, supongo). Sin embargo, los japoneses adoramos la naturaleza y tenemos la mentalidad de aceptar todo lo que ella cause, incluso un tsunami.
Sabemos que el mar puede ser una amenaza, pero también es una bendición de la naturaleza. Nuestras vidas dependen de lo que el mar nos da; es el lugar donde pescamos.
En el libro, hay una página en la que se ven olas azules. En realidad, estas imágenes no fueron tomadas en mi ciudad, las hice mientras estaba en un barco de pesca en la costa de la península de Izu, en la prefectura de Shizuoka, a 600 km de mi casa. En el momento en que vi la luz azul emitida por las medusas luminiscentes, me pareció que los espíritus de los difuntos estaban allí flotando. De hecho, las víctimas desaparecidas, incluidos mis padres, siguen descansando en el fondo del mar, y pensé que era posible que se hubieran desplazado hasta allí.
Durante el proceso de creación del libro, no me he visto influida por la tradición japonesa en fotolibros. Es verdad que muchos de los fotolibros más bellos se publican en Japón, pero si tengo que ser honesta, no me interesaba la fotografía tradicional japonesa.
En los últimos años, los fotógrafos están haciendo álbumes de fotos que combinan múltiples capas para facilitar la narración de historias. Eran este tipo de libros los que me interesaban. Fue Yumi Goto (curador independiente, Reminders Photography Stronghold) quien me impulsó a hacer este libro.
Mi historia no puede expresarse solo organizando las imágenes como una narración. Pensé mucho en las razones por las que quería restaurar lo que dejó mi padre, por qué quería expresar el mundo de los difuntos usando la lente de mi padre y por qué quería compartir mi historia con el mundo. Llegué a la conclusión de que un libro podría ser la mejor forma para sostener la complejidad de una historia invisible. Mi gusto por la dimensión física de los libros fue simplemente una de las razones.
Ver una exposición te exige desplazarte. Es posible mostrar las fotos una detrás de otras, pero al final te encuentras con un límite técnico. Por otro lado, a medida que uno hojea las páginas de un libro, puede disfrutar de cosas como el tacto y la sensación del papel, el ritmo de las páginas, el cambio de las propias emociones. Un fotolibro también puede difundirse por todo el mundo con facilidad. Son estas razones las que me han hecho decantarme por el formato libro como forma de expresarme.
Hoy en día, cualquiera puede hacer fotos, y no solo eso, sino que también pueden mostrarlas online. En un contexto así, un fotógrafo no puede limitarse a hacer fotos sino que tiene que buscar «expresiones» más elevadas. Es así como yo lo veo. Uno solo puede llamarse a sí mismo fotógrafo cuando su forma de expresarse tiene un valor añadido.
El valor del fotolibro está en que permite al fotógrafo ver sus ideas en su totalidad. Las exposiciones, por ejemplo, hacen que muchas veces tengas que renunciar a lo que querías hacer porque te ves limitado por el presupuesto o por el espacio físico. Pero un libro te permite plasmar tus ideas de una forma relativamente fácil y económica. Así que un libro puede ser la herramienta más efectiva para construir fotográficamente las historias que quieres contar.
Han pasado ya más de siete años desde el Tsunami. ¿Cuál es nuestro estado de ánimo ahora? Los edificios han sido reconstruidos y todo parece haberse recuperado. Cada vez hay más obras de arte que buscan expresar un mundo psicológico interno. Esos trabajos no se limitan a la fotografía, podría ser literatura, cine o teatro. Cualquiera que sea el medio, la audiencia también busca algo en lo que creer, supongo. Mi libro «The Restoration Will» es fruto de esa misma necesidad.
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