Y luego, inesperadamente, mi regalo para Alex no fue bienvenido.

Así que al final, ‘Alex & Me’ se ha convertido, para mí, en muchas cosas a la vez …

A día de hoy, mientras escribo,

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Es una historia simple, y luego otra vez compleja.

Una historia de amor, y luego una historia de amor roto.

Un regalo, y luego un regalo no deseado.

Un catalizador para el cambio.

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Y luego,

Una lucha artística.

Una lucha para entenderme.

Un dilema.

Una historia inacabada.

Una historia humana.

Un homenaje y un regalo para mujeres fuertes e inspiradoras en todas partes.

Agridulce. Doloroso.

Agridulce y doloroso, así es ‘Alex & Me‘, quizás más para su propio autor y protagonista que para quienes, con inocente curiosidad, nos asomamos a él. Visto desde fuera, este original fotolibro es la crónica de un viaje por la enormidad física del territorio estadounidense y por la encrucijada emocional de una pareja joven y libre que vive y disfruta cada momento de una relación incipiente y que, en el fondo, saben que no durará mucho.

‘Alex & Me’ es, en definitiva, el homenaje que el fotógrafo escocés de James Pfaff, hace a la relación que tuvo con Alex, la mujer que lo acompañó en ese periplo físico y emocional y que acabaría marcándole de por vida.

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Foto: James Pfaff

El libro se sostiene sobre una serie de fotografías que Pfaff sacó durante ese viaje en coche de dos semanas que Alex y él hicieron en septiembre del 98 por Estados Unidos, poco después de conocerse y enamorarse en Hamburgo.

Esas fotografías no fueron tomando cuerpo de proyecto fotográfico hasta años después, para acabar transformadas en un original y personalísimo diario de viaje, un documento en el que el periplo en coche se convierte en travesía vital y sentimental.

‘Alex & Me’ no es solo un libro, también es un objeto íntimo. Tiene su propio universo, es como una confidencia discreta.

Cuando empecé a trabajar en él intenté recrear una estética de bloc de notas. Pero visualmente no me convencía, por mucho que lo intentara… Todo parecía artificioso. ¿La solución? Recopilar algunos de los elementos recurriendo a material de archivo, fotos inéditas que habían sido hechas sin presión, sin un objetivo concreto en mente. Así fue como lo imperfecto se hizo perfecto.

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Foto: Sebastian Boettcher

Lo que tenemos entre manos es ante todo un relato autobiográfico de un viaje por carretera que es, a su vez, una historia de amor fugaz entre dos jóvenes que apuran sus reservas de libertad antes de entrar definitivamente en la edad adulta.

Hojear ‘Alex & Me’ es una experiencia curiosa y única, supone adentrarse en una especie de álbum de recortes, un diario de viaje y de sentimientos que, a ojos del lector, resulta original, íntimo y refrescante. La forma en que está editado y su particular estructura narrativa, junto con su inconfundible estética, juega inteligentemente con la necesidad de satisfacer la curiosidad incontrolable de ese voyeur que todos llevamos dentro. Este fotolibro funciona como una puerta (entre)abierta a la intimidad de los otros.

Siempre he tenido claro que las personas más cercanas a ti pueden, si las dejas, influirte de forma decisiva. Aquel año, 1998, podría decir que yo estaba preparado para el cambio y que Alex fue la chispa que prendió el fuego.

Nunca antes había conocido a alguien como ella. Era única en muchos sentidos y me ayudó a ser más libre y a ampliar mis horizontes. Cuando nuestro viaje juntos terminó, ambos vivimos nuestras vidas con total libertad, puede que demasiado, antes de volver a encontrar el equilibrio.

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Foto: James Pfaff

A Pfaff le gusta describir su obra como dos libros en uno, porque ‘Alex & Me’ es, además de un diario, una especie de memorial u homenaje a aquello que fuimos y ya no volveremos a ser, un epitafio de una época construido a base de experiencias inolvidables atrapadas en imágenes, trazos de colores y palabras que reclaman su espacio y que dotan al trabajo de ese sentimiento ‘extra’ de intimidad ‘robada’ y observada.

Narrado en primera persona, el libro reproduce la mirada y la pasión de Pfaff por el viaje y, sobre todo, por Alex, obteniendo casi de inmediato una respuesta emocional y sincera en el espectador. No hay lugar para esquemas conceptuales ni diatribas estético-dialécticas; solo una acumulación de auténtica experiencia humana aderezada de complicidad, amor, búsqueda, pérdida, tristeza y consuelo.

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Foto: James Pfaff

Conocí a Alex en Hamburgo, Alemania, en el verano de 1998. Fuimos inseparables durante un tiempo, pero que, por razones que ya no recuerdo, hubo un momento en el que ella tuvo que volver a Canadá, su país natal.

Mi pasaporte de entonces, ya caducado, me recuerda que el 6 de septiembre de 1998 tomé un vuelo de París a Montreal: Alex me estaba esperando. Las fotografías que hice en aquella ciudad se han perdido. En mi memoria puedo ver el oscuro café donde comimos y nuestra habitación de hotel con su vista nocturna del Monte Royal Cross envuelto en la niebla. Pero no recuerdo nada más.

Sé que al día siguiente tomamos el tren al sur de Kingston. Desde allí nos dirigimos a la casa que Alex tenía junto a un lago, cerca de Elgin, en Ontario. Mi viaje con Alex había comenzado…

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Foto: James Pfaff

Es septiembre de 1998. Alex y James piden prestado el coche a un amigo e inician un viaje que les llevará por diferentes estados de Estados Unidos. Ese comienzo queda reflejado en varias fotografías en blanco y negro, que son las que abren el libro. Después, el color va ganando espacio, en una estrategia para intensificar la fuerza de los sentimientos y subrayar la temporalidad de aquella época.

Y es que si algo tiene de particular el libro de Pfaff es que desde el principio ha sido un proyecto sin final y en constante expansión, hecho para ser repintado, recreado y revivido no solo por su sus protagonistas, sino por muchos otros que han participado activamente en la remodelación de su historia: su musa Alex (Todo sale de mí y de ella), la curadora italiana Francesca Seravalle (la segunda mujer que ha analizado el proyecto), los lectores y, por último, el libro en sí, que parece reclamar su propia entidad como protagonista.

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Foto: James Pfaff

Curiosamente, el alumbramiento del libro marca (y provoca) el final definitivo de la relación entre Alex y James. No solo de su amor, sino también de su amistad, hasta el punto de perder el contacto por completo.

Dos años antes de que el proyecto cristalizara en forma de libro, Alex, protagonista, musa y compañera creativa de James en este libro, cambió de opinión y pidió que el libro no se publicara.

No es ningún secreto que nuestra historia terminó muy mal. Alex y yo no hemos hablado desde hace años. Perdí a mi mejor amiga y a mi musa. Alex participó en la producción del libro y siempre le han gustado las fotografías que le hice, pero a alguien cercano a ella no le gustó que se publicaran y Alex me pidió que el libro no saliera a la luz. Fui en contra de su deseo  y rompimos el contacto.

Creo que ella tomó la decisión correcta y puedo entenderlo. Solo espero que algún día las cosas puedan mejorar entre nosotros.

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Si nos fijamos en su aspecto físico, ‘Alex & Me’ no es un libro voluminoso, parece más un pequeño cuaderno de notas que un fotolibro, pero eso no le hace perder valor, más bien al contrario.

En 1998, James y Alex estaban enamorados. Querían viajar, perderse, y experimentar la libertad del viaje y de lo que sentían el uno por el otro. Durante un tiempo, tomaron prestado el coche de un amigo y condujeron primero de Toronto a Nueva Orleans, y después a Nueva York, construyendo su propio mundo a medida que avanzaban. Su historia de amor que creció y comenzó a morir en el camino. James lo fotografió todo. Luego, después de una década de «vida descontrolada» en la que «no era yo mismo», retomó la fotografía y se zambulló en su archivo para hacer esto, un libro, como regalo para Alex.

Hacer ‘Alex & Me’ ha hecho que tenga que abrirme a nivel personal y eso me ha resultado doloroso. Pero he superado lo de Alex. El viaje fue el período más crítico de mi vida artística, el comienzo de todo, y es el primer trabajo que tengo en mi archivo, por eso fue el punto lógico para comenzar mi investigación cuando quise hacer un proyecto. Además, quería que el libro fuera un homenaje a Alex, una forma de decirle gracias.

Entiendo muy bien el atractivo de los ‘libros de artista’, y en cierta forma, ‘Alex & Me’ me puso ante ese desafío artístico. Pero debido a que se trata de un libro muy personal y de una historia en constante evolución, me resultó complicado, porque su significado y mis sentimientos hacia él están cambiando y evolucionando constantemente.

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Foto: James Pfaff

Al principio todo resultó más fácil. Trabajé con la idea de que ‘Alex & Me’ iba a ser un homenaje y un regalo para aquella mujer fuerte e inspiradora que me ayudó a crecer. Un libro sobre el cambio.

Ahora, sin embargo, me encuentro con que ‘Alex & Me’ ya no es solo mi historia, sino un relato para que otros lo vean y lo experimenten a su manera. Algunos me han expresado ya lo que han sentido al verlo. Una mujer me contó cómo nuestra historia reavivó los recuerdos que tenía de una experiencia similar. Me dijo también que le recordaba a ‘No Sex Last Night’ (Double-blind) de Sophie Calle. Ella entendía mi historia. Escuchar sus palabras, sus sentimientos y el de los demás lectores es siempre muy satisfactorio.

El libro es un diario calculadamente imperfecto y es esa imperfección la que nos hace sentir que estamos ante algo intensamente personal, auténtico y único. En él hay sentimiento, metáfora, poesía… todo ello apoyado en instantáneas casuales, frescas, nada pretenciosas. Algunas, incluso, resultan encantadoramente inocentes.

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Foto: James Pfaff

Pero no todo es tan simple como parece a simple vista. En otras fotos puede adivinarse una fuerte carga emocional y una intencionalidad intimista que descansa principalmente en los gestos y miradas de Alex, así como en la forma en la que están secuenciadas. Ahí es donde se nota la mano de la curadora Francesca Seravalle. A veces, y salvando las distancias, una tiene la efímera sensación de estar ante una evocación un tanto ingenua, adolescente y naif de ‘Los Americanos’ de Robert Frank.  Y es que, en mayor o menor medida, el imaginario del magnífico trabajo de Frank impregna inevitablemente todo viaje fotográfico por carretera, al igual que sucede con la no menos famosa novela ‘On the road’ (En la carretera) de Jack Keoruac. Una de las muchas diferencias con Frank es que aquí, en ‘Alex & Me’, la mirada se vuelve hacia el propio fotógrafo, hacia su universo interior, y las particularidades del paisaje y la sociedad americana son solo un marco anecdótico.

La protagonista indiscutible del libro es Alex, su mirada, su cuerpo y los sentimientos que despierta en James. Alex está en todas y cada una de las fotografías, incluso en aquellas en las que no la vemos. James, en cambio, se mantiene siempre tras el visor.

En ‘Alex & Me’ apenas se me ve, pero hay mucho de mí en el libro. Como no estaba fotografiando con ninguna intención, siento que estas fotos están hechas por puro instinto. Y mi instinto debe haber sido bueno porque muchos de los temas de ‘Alex & Me’ se han convertido en motivos de interés y continúan fascinándome a día de hoy. Este trabajo ha tenido y tiene una larga sombra.

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Foto: James Pfaff

Así, nos encontramos con que los interiores de automóviles, las autopistas, las gasolineras, los bares y las cabinas telefónicas se alternan con los vibrantes retratos de Alex dentro de las páginas de un diario pintado a mano. Aparecen manchados con expresivos trazos de color y palabras escritas a mano.

Combinar imágenes fotográficas con los medios de pintura y texto es un recurso poderoso. Uso la pintura como un elemento expresivo para agitar y mostrar emoción, siempre buscando dar un toque de sensualidad a la imagen.

Cuando tratas un tema que te toca tan dentro, usar citas o el texto de otra persona no queda bien. En el caso de la pintura, la que aplicas debe salir de tu propia mano, expresando las emociones del momento. Eso es todo lo que se puede hacer.

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Foto: James Pfaff

Pfaff originalmente concibió la idea de una hacer un libro en 2007. Sin embargo, sus intentos de llevar esta idea a buen término no acababan de cuajar. No fue hasta 2012, con la intervención de Seravalle, que ‘Alex & Me’ empieza a perfilarse como un diario, emulando la estética de un álbum de recortes. Seravalle animó a Pfaff a recopilar de sus archivos un conjunto de páginas de cuadernos y una portada originalmente hecha en 1998, pero que nunca estuvo destinada a ser publicada.

El diario se completó con material adicional tomado durante el viaje y revelado en las tiendas que encontraban por el camino. La pintura y los textos vinieron después como un medio para que Pfaff reflejara sus sentimientos a posteriori.

Alex no se retiró del proyecto porque sus recuerdos de 1998 fueran demasiado dolorosos para exhibirlos públicamente. Por aquel entonces, ella era una de las mejores versiones de sí misma y creo que era consciente de ello. Tampoco fue que las fotografías mostraran a una Alex en una especie de camino sin retorno. No fueron las fotos en sí mismas, ella amaba esas fotos, le encantaba todo el proyecto.

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Foto: James Pfaff

Es fácil ver por qué le gustaban. El libro es una celebración de la figura de Alex. En las fotos de James, tiene el pelo cortado; lleva camisas sueltas, sandalias planas y chalecos anchos; se le marcan las clavículas y tiene cara de niño travieso… Alex apoyada en la pared, con su peto vaquero y un cigarrillo entre los dedos.

Suena romántico. Lo Era. Lo sigue siendo.

Conocer a Alex y hacer ese viaje juntos reforzó la idea de usar mi cámara como un medio para grabar y explorar mi propia vida y la de los demás. Es por esta razón, entre otras, por la que ‘Alex & Me’ es, para mí, un trabajo tan importante.

Si miras con atención el libro, creo que puedes ver cómo aquel viaje (y conocer a Alex) ha alimentado mucho de lo que he hecho como fotógrafo hasta el día de hoy. Y por eso siempre estaré agradecido por haberla conocido.

Una de las curiosidades del libro es que solo dos fotos de Alex son en color (la del peto que hemos visto más arriba y otra en la que su cabeza asoma, a distancia, por la ventanilla delantera del coche en el que viajan). Las otras 12 son en blanco y negro. La primera vez que la vemos está tumbada sobre una cama de hotel parcialmente iluminada por la lámpara de la mesilla. El blanco y negro y el contraste de luz y sombra dan una sensación de profunda intimidad. Así es como James nos la presenta, como alguien cercano a él, tanto física como, sobre todo, emocionalmente.

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Foto: James Pfaff

La última foto de Alex es también en blanco y negro, pero, a diferencia de la primera, la imagen es luminosa, fresca y divertida: Alex ríe relajada, apoyada en la terraza de una habitación de hotel, tapándose parcialmente el rostro con una mano. Después, en las siguientes dos fotos que comparten la última página del libro, esa terraza aparece vacía, con la calle desierta a ambos lados. Alex ya no está. La metáfora perfecta del final de esta historia de amor y amistad.

Recuerdo que Alex tenía un álbum de recortes cuando la conocí y que eso me dio la idea de hacer uno también. Desde entonces, he guardado muchos álbumes de recortes y revistas, por lo que el diseño y la estética  de ‘Alex & Me’ me parecieron de lo más naturales.

Cada elemento de ‘Alex & Me’ se hizo a mano: la portada, las impresiones fotográficas, las páginas … El resultado es un libro de artista de diseño simple: imperfecto, irregular y con mucha textura.

Obviamente, el libro es solo un facsímil de este trabajo manual, pero mantiene toda la sensación de sus componentes originales.

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Primera página del libro de James Pfaff

Cuando acabamos de mirar el libro de Pfaff, la historia sigue viva en nuestra cabeza. Nuestro cerebro se aferra a la historia de esta pareja como el propio James parece aferrarse a Alex. Los ojos de James se han convertido en los nuestros, hemos visto a Alex a través de su mirada y, tal y como le pasó a él, nos ha fascinado. Nos cuesta dejarla ir.

El libro se convierte así en el reflejo del intento desesperado de aferrarnos a lo que se evapora sin remedio, a ese recuerdo persistente que nos persigue como una manifestación fantasmal de un pasado que ya no existe pero que una vez fue real, perfecta y dolorosamente real.

Uno de los puntos fuertes de ‘Alex & Me’ es la forma en la que la historia se materializa físicamente (como libro-diario) y narrativamente. Su particular combinación estética y estilística permite a Pfaff algo que no es nada fácil: reintroducir la historia de la pareja en el presente sin caer en una melancolía fácil y barata. Más allá de lo que un libro convencional puede representar, ‘Alex & Me’ es una cápsula de memoria real y perdurable, una muestra de apropiación y recreación del pasado a través de la hábil combinación de diferentes recursos expresivos: fotografía, texto y pintura.

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Foto: James Pfaff

Las fotografías que hice de Alex y de nuestro viaje juntos aclararon una forma de ver que había estado desarrollando mientras vivía en Hamburgo. Sería el punto de partida y el modelo para mi trayectoria fotográfica. Pero mi viaje con Alex no solo aclara una forma de ver; cambió la forma en que viviría mi vida durante los siguientes 15 años.

Ahora, a medida que envejezco y puedo sentir la necesidad de un cambio, descubro el desafío que supone hacer que ‘Alex & Me’ me ayude a entender el pasado y a prepararme para el futuro. El cierre de un círculo…

Esa necesidad de cierre es lo que llevó a Pfaff a visitar Hamburgo muchos años después de perder el contacto con Alex.

Unos días antes de cumplir 50 años, hice un viaje corto a Hamburgo. Delante de mí, un último desafío artístico para terminar Alex & Me: escribir el texto que lo acompaña.

Conocí a Alex en Hamburgo y quería terminar mi libro allí.

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Foto: James Pfaff

Hamburgo ha cambiado mucho estos años, pero uno de nuestros lugares favoritos de ese entonces permanece prácticamente igual: el Café Unter Den Linden en Schanzenviertel. Aquí, rodeado de los muchos fantasmas de mi pasado, terminé mi texto para el libro.

Mi viaje con Alex me cambió. Al final, ‘Alex & Me’ se ha convertido en un libro marcadamente autobiográfico con el cambio como tema central. Ahora que lo he terminado, y repasando un proceso artístico que a veces fue todo un desafío, el libro vuelve a sorprenderme otra vez más.

Ha sido y es un hermoso viaje.

Porque el viaje, para James, no ha terminado. Atrás quedan los cafés, moteles y las carreteras de Estados Unidos; las gramolas, las cintas de cassette, las tostadas del desayuno y las cajetillas de cigarrillos. Atrás queda Estados Unidos y los recuerdos cada vez más borrosos de una aventura en coche. Pero Alex permanece. Su presencia, como en ese primer plano a doble página hacia el final del libro, se cruza en nuestro campo de visión, con las palmas de las manos en alto, como queriendo contenernos (o tocarnos) al tiempo que nos clava una mirada serena e interrogadora a la vez.

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Foto: James Pfaff

Acabado el libro, Alex es un misterio sin desentrañar. Una persona a la que hemos seguido y buscado en cada foto, pero a la que no hemos llegado a conocer del todo. Cerramos el libro, pero algo nos falta: Alex. Su abrupto adiós convierte el libro en una historia inacabada.

Escribí las palabras ‘Unfinished’ (‘Sin terminar’) en la portada. No puedo recordar por qué o cuándo lo hice, pero ahora encuentro que ese gesto tiene un significado nuevo e inesperado. ‘Alex & Me’ tiene un capítulo final que aún no está escrito.

Durante 16 años, Alex disfrutó con las fotografías que hicimos juntos. Ella fue la primera persona con la que realmente podía hablar sobre fotografía, sobre el arte, sobre la vida. Era mi musa. Estaba tan emocionada ante mi idea de convertir nuestro viaje en un libro…

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Portada de ‘Alex & Me’

Sin embargo, cuando se estaba finalizando el proyecto, ella me pidió, de repente, que no lo publicara. Parece que a alguien cercano a ella no le gustaba el libro. Entendí su postura, pero decidí ir en contra de su deseo. Sufrí por tener que tomar esa decisión. Las personas cercanas al proyecto sabían el dilema en el que me encontraba y el dolor que sentía, y fueron un gran apoyo. Pero al final me di cuenta de que esta tenía que ser mi elección y solo mía.

No he hablado con Alex desde entonces.

Espero, sinceramente, que algún día nos vean juntos como viejos amigos en tiempos más felices. Entonces podré decir que ‘Alex & Me’ está terminado.

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