Christina Broom no fue la primera mujer británica en coger una cámara, antes que ella lo hizo, por ejemplo, la mucho más conocida y reconocida Julia Margaret Cameron, pero Broom sí fue la primera en salir a la calle con ella. Sin embargo, y a pesar de haber tomado más de 40.000 fotografías, de haber documentado las protestas de las sufragistas o los efectos de la Gran Guerra en la sociedad londinense, y de que sus trabajos se publicaron revistas importantes de principios del siglo XX como Tatler, Illustrated London News y Country Life, su nombre, y el reconocimiento a su labor y su figura, pasan prácticamente desapercibidos para la mayoría. Muchos de sus trabajos, además, los firmó como Sra. Albert Broom, haciendo referencia al nombre de su marido.

Broom no ha sido, ni mucho menos, la única en sufrir la discriminación y el olvido, a algunas de otras fotógrafas que han pasado por lo mismo los cité en otros dos post exclusivamente dedicados a ellas: Las grandes olvidadas y La historia de la fotografía resumida en 15 fotógrafas.

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La fotógrafa Christina Broom con su cámara
Christina Broom, con su cámara. Fotografía tomada por su hija Winifred Broom en mayo 1910, justo antes del funeral del rey Eduardo VII .

Christina Broom nació en Londres el 28 de diciembre de 1862 y se dedicó a la fotografía por necesidad, no por una necesidad expresiva o emocional como a la que tantas veces se alude hoy en día, sino por necesidad económica. En 1896, su marido Albert, de apenas 40 años, había sufrido un accidente que le dejó incapacitado para trabajar, por lo que Christina se vio en la situación de tener que mantener económicamente a su familia. La pareja tenía una hija, Winnifred, oWinnie, en edad escolar.

Tras algún que otro intento fallido, Broom abrió una papelería en el número 87 de Streatham Hill, en Londres, en la que, entre otras cosas, vendía postales, que eran objetos muy populares en la época. Sus postales adquirieron cierta fama porque eran diferentes y tenían un toque moderno, pero a Broom una idea empezó a rondarle la cabeza: producir postales con imágenes tomadas por ella misma. Consiguió que le prestaran una cámara de las llamadas “de caja”, muy popular en el siglo XIX y que muchos aficionados siguieron usando hasta 1950. Christina Broom empieza así a hacer fotos de manera autodidacta.

Sus postales tuvieron mucho éxito entre los clientes y toda la familia acabó trabajando en ellas hasta el punto de que su hija Winnie dejó el colegio para poder ayudar en el negocio y convertirse en su ayudante. Revelaban fotos e imprimían las postales en un sótano habilitado como cuarto oscuro.

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Christina Broom, a la derecha, con su hija Winnie

En aquella época, lo habitual era que las fotógrafas trabajaran en un estudio y que se dedicaran sobre todo al retrato, pero Christina prefería hacer fotos al aire libre, cargando con su cámara y moviéndose en transporte público para captar escenas callejeras y edificios y eventos populares como el Desfile del Alcalde, el ambiente de la Boat Race (la tradicional regata Cambridge-Oxford) y las primeras protestas del movimiento sufragista. Este, el de las mujeres sufragistas, será el gran tema de Christina, junto con la Primera Guerra Mundial y sus efectos en las vidas de los londinenses.

Otro de los eventos a los que asistía Christina Broom con su cámara eran las carreras de caballos, concretamente, el famoso derby de Epsom. Así, en 1903, convenció al jinete estadounidense Danny Maher para que posara con su caballo Rock Sand durante el desfile previo a la carrera. El caballo ganó y, en las semanas posteriores, Broom hizo una pequeña fortuna vendiendo las reproducciones de aquella foto en formato postal.

En poco tiempo, su negocio creció y Broom vendía postales hechas con las escenas, paisajes y personas que se iba encontrando en sus salidas por Londres: escenas callejeras, apariciones públicas de miembros de la realeza y eventos deportivos populares. Winnie aprendió a revelar las placas fotográficas, mientras que su marido Albert escribía todos los títulos de las postales a mano.

Miembros de la familia real británica, en 1908

Guardias irlandeses en el día de San Patricio, 1908.

Pero fue el movimiento sufragista el que marcaría gran parte de la obra y de la figura fotográfica de esta fotógrafa inglesa. Cuando las movilizaciones de mujeres tomaron fuerza en 1908, Broom decidió fotografiar todo lo que estaba sucediendo y aquellas imágenes dieron un nuevo impulso a su ya su floreciente negocio.

Había un apetito creciente entre las jóvenes de toda Gran Bretaña por tener las postales de sus heroínas, las sufragistas, y de los grandes y coloridos eventos que celebraban en Londres, escribe Diane Atkinson en ‘Soldiers and Suffragettes: The Photography of Christina Broom’, un catálogo publicado para acompañar la exposición que el Museo de los Docklands de Londres dedicó a Broom en 2015.

La sufragista Charlotte Marshin en Hyde Park, en 1908.

Ciertamente, Broom hizo algunas de sus fotos más significativas durante ese 1908, año en el que cientos de mujeres tomaron las calles de la capital londinense para exigir la legalización del voto femenino. Aquel movimiento de protesta y reivindicación captó la atención de Broom, que entonces tenía 46 años, y de su cámara. Documentó no solo las manifestaciones y actos de protesta que se llevaron a cabo, sino también la solidaridad, la unión y la determinación de que desprendían aquellas mujeres.

En el famoso ‘Domingo de las mujeres’, una concentración reivindicativa que reunió a más de medio millón de mujeres el 21 de junio de 1908 en Hyde Park, Christina Broom, una mujer menuda que apenas medía metro y medio, logró manejarse con su pesada cámara y un trípode a través de la multitud y hacerse con un buen lugar para captar el ambiente y la especial comunión entre organizadoras y asistentes al acto.

Sufragistas en Londres

Christina Broom y su hija Winnie estaban entre una gran multitud de sufragistas que llegaron a Hyde Park pero, según cuentan quienes han estudiado la figura de Broom, su presencia no estaba motivada tanto por un afán de protesta o reivindicación como por su firme objetivo de fotografiar lo que allí estaba sucediendo.

El objetivo de aquella histórica y hoy legendaria marcha era presionar de forma pacífica a los miembros del Parlamento para que se aprobara el llamado ‘Proyecto de Ley de Conciliación’, un texto que la WPSU (siglas en inglés de Unión Social y Política de Mujeres) esperaba que otorgara a las mujeres el voto cuando se debatiera en la Cámara de los Comunes en el otoño. La marcha fue mucho más multitudinaria de lo que muchos esperaban. Y también menos pacífica, ya que grupos de sufragistas protagonizaron graves incidentes por los que algunas de ellas acabaron en la cárcel.

Decenas de miles de sufragistas y socias de una docena de organizaciones que luchaban por el sufragio femenino caminaron por toda la ciudad de Londres hasta Hyde Park portando cientos de pancartas, acompañadas por varias bandas de música, para escuchar los discursos de 150 reconocidas líderes de movimientos sufragistas y feministas que hablaron desde más de 40 púlpitos instalados para la ocasión.

Me parecía que todo Londres había sido testigo de nuestra manifestación. Y que una buena parte de la ciudad se había unido a las manifestaciones, escribió la líder sufragista Emmeline Pankhurst, en sus memorias de 1914 ‘My Own Story. Cuando subí al escenario que me asignaron para hablar en Hyde Park y contemplé las enormes multitudes que esperaban allí y los grupos interminables que seguían llegando al parque desde todas las direcciones, no podía salir de mi asombro. Jamás pensé que tanta gente pudiera reunirse para participar en una manifestación política.

Un grupo de activistas posan para Broom en Londres

En una de las fotos más conocidas de Broom, se ve a un gran grupo de mujeres posando ante su cámara y a dos agentes de policía completamente rodeados por un mar de caras sonrientes. Este fue el día en que se decidió que los colores púrpura, blanco y verde, símbolos de la dignidad, la pureza y la esperanza, serían los colores representativos de las sufragistas. Son los colores de las banderas tricolor que ondean sobre la pirámide de mujeres que aparecen en la imagen, aunque, lógicamente, el blanco y negro de la foto no permite percibir la grama cromática de las enseñas.

Esos mismos colores lucen en la mayoría de sombreros que adornan las cabezas de las mujeres de la foto. Algunos son tocados a la moda, pero otras lucen también birretes como los que usan las universitarias y algunas llevan también sutiles velos.

Los comentarios de la prensa que, lógicamente, y ante la envergadura de la concentración e hizo eco de lo allí sucedido, tienen un indiscutible tono paternalista y casi condescendiente. Esto es, por ejemplo, lo que escribió un reportero del Daily Mail:

Estoy seguro de que mucha gente nunca se dio cuenta de lo jóvenes, delicadas y elegantes que son la mayoría de las líderes del movimiento y de lo bien que hablaban.

De izquierda a derecha y en primera fila, tres de las principales activistas del feminismo y el sufragismo de la época.

Esta es una de las fotografías de más valor histórico entre todas las que hizo Broom. En ella, la fotógrafa y su hija instalaron su cámara y su trípode frente a tres de las líderes principales de la WSPU. De pie, a la izquierda, está Emmeline Pethick-Lawrence, tesorera y coeditora del semanario ‘Votes for Women’; junto a ella, Sylvia Pankhurst, apasionada activista e hija de Emmeline y Richard Pankhurst, fundadores en 1889 de la Liga para el Sufragio Femenino, quien creó la imagen de marca del movimiento sufragista. En su mano sostiene un rastrillo, que representa al Parlamento, con cinco puntas en forma de flecha, símbolo del encarcelamiento y, en este caso, la opresión y negación de derechos.

Junto a Sylvia, y vistiendo su toga de profesora, está Emily Wiling Davison, una militante sufragista de carrera. La presencia de Davison es especialmente valiosa: a pesar de su compromiso y participación en todo tipo de protesta militante, hay muy pocas fotografías de ella.

La vida de Davison tuvo un trágico e inesperado final. El 4 de junio de 1913 asistió al Derby de Epsom para hacer campaña a favor del voto femenino y fue arrollada por uno de los caballos del rey Jorge V.  Dicen que estaba tratando de poner un cartel sufragista en un caballo, pero calculó mal y fue arrollada por el animal y su jinete.

Imagen del accidente que le costó la vida a Emily Wiling Davidson

Curiosamente, y pese a la fecha del suceso, el accidente fue grabado por una cámara que grababa la carrera. En el vídeo puede verse cómo Davison pasa entre los caballos llevando una bandera sufragista hasta que el caballo Anmer propiedad del rey la golpea y la tira al suelo dejándola inconsciente.

Ya entonces muchos interpretaron esta acción como un suicidio reivindicativo, una forma de llamar la atención sobre las peticiones de las mujeres. Hoy en día, aún hay quienes defienden esa teoría. Lo cierto es que, ese mismo día, Davidson había comprado un billete de tren y también una entrada para un baile sufragista que se celebraba por la tarde, algo impensable en el caso de que tuviera decidido quitarse la vida.

Emily Davidson murió cuatro días más tarde en el hospital. Tenía el cráneo fracturado y una serie de lesiones internas. Davison fue enterrada cerca de la casa donde había vivido con su madre y a su funeral asistió a una gran multitud. En su lápida aún puede leerse el lema de la Su lápida lleva el lema de la Unión Social y Política de la Mujeres: «Hechos, no palabras».

Broom tomó también una serie de magníficos retratos de activistas destacadas, incluidas Emmeline y Christabel Pankhurst y Barbara Ayrton-Gould, quien en una imagen está vestida como una niña pescadora con un chal y una bufanda.

Las fotografías de Broom captaron la efervescencia y emoción de ese momento histórico tan especial. A veces, sin embargo, el aire reivindicativo queda un tanto atenuado por fotografías que parecen elaboradas sesiones de moda: jóvenes sufragistas vestidas de doncellas medievales, mujeres con sombreros adornados con plumas, cintas y lazos protagonizan muchas de sus imágenes. Era el estilo de la época.

Sin embargo, esa estética y forma de retratas a las protagonistas de aquel movimiento, no restó fuerza ni relevancia a lo que aquellos días se vivió en las calles de Londres. Prueba de ello son las palabras de un reportero del Evening Standard, claramente impresionado por todo lo que estaba viendo:

La manifestación del sábado fue algo más que un mero desfile de mujeres. Desde la madrugada llegaron multitud de ellas desde todos los puntos del reino, que a la vez llamaban la atención por sus vestidos y sus sombreros, que combinaban los colores del movimiento sufragista, verde, morado y blanco… La escena era notable. Probablemente no menos de un cuarto de millón de personas se reunieron alrededor de cuarenta púlpitos para oradoras que se habían colocado para la ocasión.

Su última fotografía del movimiento recoge la llegada de las sufragistas de Cumberland, miembros de la moderada Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino, a la capital, el 26 de julio de 1913.

No está claro por qué Broom dejó de fotografiar el movimiento por el sufragio femenino en el verano de 1913. Quizás otros trabajos le hicieron ganar más dinero, pero lo cierto es que entre los veranos de 1913 y 1914 las fotografías de Broom publicadas en varios periódicos tienen que ver con sucesos: historias sobre ventanas rotas, incendios provocados en casas, iglesias vacías, estaciones de ferrocarril e instalaciones deportivas, etc.

Los días de las grandes manifestaciones de mujeres en las que ella cargaba, con ayuda de su hija, con su cámara y trípode por las calles de Londres buscando inmortalizar a las protagonistas tanto anónimas como famosas de la protesta habían terminado.

En 1918, cuando el Parlamento británico permitió votar a las mujeres mayores de 30 años. Diez años después, en 1928, se aprobó por fin la ley que permitía a las mujeres votar en las mismas condiciones que los hombres.

Christina Broom murió el 5 de junio de 1939 a los 76 años de edad.

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