Mi verdadero nombre es Kamila Kansy. Laura Makabresku el nombre artístico que utilizo desde que empecé a publicar mis trabajos en Internet. Nací en Polonia, en 1987. Soy fotógrafa y esta es mi pasión. Creo que esa sensibilidad que me empuja a crear es un regalo depositado en mi alma. Es también una vocación, porque es algo que no es solo para mí misma, sino que entiendo que al mismo tiempo sirve a los demás para profundizar nuestra humanidad y para construir vínculos profundos entre nosotros. Así es como el hecho de crear arte se convierte en la fuente de mi felicidad y plenitud.
Las fotografías de Laura Makabresku están llenas de símbolos místicos y religiosos, y muchas de las atmósferas que recrea parecen salidas de un cuento de hadas.
Cercana a la estética surrealista, Makabresku construye metáforas visuales sobre el erotismo y la muerte. Sus fotografías no son narraciones lineales ni directas, son imágenes que, incluso individualmente, irradian inquietud y melancolía, provocan al espectador, lo atraen como cantos de sirena a un universo oscuro, delicado, asfixiante, trágico y magnético. Mirar sus fotos nos hace sentir abrumados por lo desconocido, por la inminencia de algo que se escapa a nuestra compresión… y a nuestra vista. Ese es el secreto de sus fotografías: atrapan nuestra mirada y nuestra mente en una búsqueda (infructuosa) del motivo de nuestra reacción.
Las fotos cuentan, en cierto sentido, la historia de mi propia vida: madurando, luchando conmigo misma y con el mundo que me rodea, cayendo y subiendo. Quizás la delicadeza que se percibe en algunas de mis fotos sea simplemente una voz de esperanza que en el fondo está presente constantemente en mi trabajo, con independencia del nivel de oscuridad en el que me sumí muchas veces, sobre todo en mis primeros años.
El folclore y los cuentos de hadas fueron temas recurrentes en mis primeros trabajos, que estaban inspirados en los recuerdos de la infancia que pasé en el campo, rodeada de vida silvestre. Este mundo hermoso pero también brutal afectó profundamente a mi imaginación.
Escuchaba los cuentos de hadas de Andersen y los hermanos Grimm. Estudié estas historias oscuras que, de alguna manera, conseguían aliviar mis propias emociones y tensiones. Pero el objetivo de mis fotos no es ilustrar esos cuentos, lo que hago simplemente es extraer intuitivamente sus símbolos arquetípicos y ese estado de ánimo que transmiten y que me fascinaron desde el primer momento.
Las fotografías de Makabresku construyen una narrativa visual que resulta tan misteriosa como elegante y que apela directamente a nuestras emociones más íntimas. También a las más oscuras. Los espectadores somos parte importante en la obra de esta fotógrafa y artista visual polaca. La imaginación es su mayor herramienta, pero en el sentido más amplio de la palabra: Makabresku utiliza su imaginación para crear, pero se vale, al mismo tiempo, de la de aquel que observa sus fotos para crear un diálogo a dos artista-espectador que, en su caso, resulta de lo más productivo e interesante.
Muchas de sus fotos son autorretratros que muestran que la eternidad, lejos de ser un estado pacífico de salvación, puede ser tan cruel como la muerte. Así, el cuerpo humano, con su belleza, debilidades, limitaciones y enfermedades juega un papel central en sus fotografías. Las manos, los ojos, el cabello y el pecho tienen una importante fuerza evocadora que Makabresku combina brillantemente con animales de fuerte carga alegórica y religiosa como pájaros, zorros, cervatillos, y culebras, y objetos cortantes.
El cuerpo de Makabresku es, en esencia, un cuerpo inmóvil, inerte y frío. Se ve pálido y transparente, pero en poses que delatan que aún está vivo. Logra así un efecto de indeterminación, de confusión ontológica, de inmanencia. Otras veces aparece magullado, dañado, o a punto de ser herido, acrecentando el efecto que logra en el espectador.
La estética y el tema de mis fotos tienen mucho que ver con mis experiencias personales. Hay un antes y un después de los años 2014-2015, cuando experimenté una profunda transformación espiritual. Creo que lo espiritual es algo a tener en cuenta cuando miras el trabajo de cualquier artista porque es difícil separar la obra artística del artista en sí. Espíritu y obra se influyen mutuamente.
Mis intereses me llevan a utilizar la fotografía creativa dejando de lado la vertiente documental. Exploro principalmente áreas que tienen que ver con lo sagrado. Me centro más en temas trascendentales y dejo de lado emociones y retratos personales.
Creo que la existencia general, y la existencia humana en especial, está marcada por el choque entre paradojas, por el equilibrio imposible entre el deseo de hacer el bien y nuestros fracasos, entre la ligereza y la oscuridad, la ternura y la crueldad, la esperanza y la desesperación.
Makabresku crea su historia, prepara la escena, organiza a sus sujetos y diseña sus atuendos para hacer realidad sus ideas, y luego hace que todo ello cobre vida a través de su cámara y su mirada personal. Pone el foco en escenarios de corte surrealista enmarcados en tonos fríos y en los que se muestran interacciones imposibles. Es así cómo esta artista polaca nos transporta a ese mundo irreal creado por ella misma, regido por sus propias reglas, que nos resulta tan fantástico como desconcertante.
Nunca trato de forzar o acelerar las cosas. La imagen nace lentamente, necesita madurar en mí. No todo se puede trasponer al trabajo terminado. Muchos de ellos están sucediendo dentro de mi corazón y permanecen allí para siempre como una dulce revelación.
Criada y educada a caballo entre Cracovia, la casa de campo de sus abuelos en las afueras de Brzesko, y con una tía de fuertes convicciones católicas, el trabajo de Makabresku refleja todas estas influencias tempranas.
Siempre he sentido una fuerte necesidad de crear y expresarme. Empecé escribiendo poemas y luego me decidí por la fotografía.
Mi estilo se desarrolló con el tiempo. Comencé con imágenes muy oscuras y sombrías inspiradas sobre todo en los cuentos de Andersen y los hermanos Grimm. Con el paso de los años, cuando mi personalidad evolucionó y mi espíritu se abrió más al silencio, las imágenes se volvieron más suaves y minimalistas.
Me inspiran las pinturas sacras, especialmente los iconos ortodoxos. También las historias de los santos y la Biblia.
En el día a día, me inspiran personajes como Paul Delvaux, Jan van Eyck, Rogier van der Weyden, Arnold Böcklin, Vilhelm Hammershøi, Hieronymus Bosch, Jerzy Nowosielski, Andrei Tarkovsky, Samuel Beckett, Arvo Part. Me inspira mucho la lectura de la Santa Biblia, los diarios místicos, especialmente los de los santos Faustina Kowalska y Maximilian Kolbe, la hagiografía y la oración personal en silencio.
Ese misticismo se refleja con toda su fuerza en las fotografías de Makabresku. Son imágenes contundentes, llenas de fuerza, de misterio… que atraen al espectador y lo meten de lleno en la escena, con una atmósfera que lo abraza y que a veces lo aprieta hasta casi ahogarlo. Es efectista, sí, pero desprende a su vez un atractivo punto de delicadeza. Y eso no es fácil de conseguir.
Como espectadores, las fotografías de Laura Makabresku nos permiten crear nuestra propia historia: las historias y leyendas en las que se basan, ya sean religiosas o de fábula, son esencialmente interpretativas, y ese espacio para la interpretación está muy presente en sus imágenes. Es el territorio reservado a quienes las miramos. La contemplación de estas imágenes se convierte así en un acto y en una experiencia, en un diálogo con la imagen, con nosotros mismos. Con nuestros sueños y temores. La creatividad de Makabresku reside también en el espectador.
Creo que el alma del ser humano es creativa por naturaleza. El deseo de crear nace de la intensidad que provoca experimentar el mundo y a ti mismo. Es un intento de hacer frente al poso que te dejan esas experiencias.
Independientemente de lo que nos cuente la autora, su obra permanece viva y en constante construcción desde el momento en el que el espectador se siente atraído y estimulado a construir su propia historia ante esa imagen que ve. Y ese es el objetivo subyacente. La historia construida e imaginada es la clave de la experiencia en la que nos sumerge Makabresku.
El gran deseo de mi corazón es que mis obras sean un reflejo de la belleza y la esperanza de Dios, consuelo dirigido al ser humano que sufre, que se desespera, que busca sentido. La creación como consuelo: así es como entiendo mi vocación de artista.
Web: https://lauramakabresku.com/
IG: @lauramakabresku
NOTA:
- Las palabras de Laura Makabresku están sacadas de varias entrevistas disponibles online en inglés.
Imágenes potentes
Le encuentro ecos del trabajo de Nicoletta Ceccoli
No conocía la obra de Nicoletta… Gracias, Daniel!