Pocos saben que Alex Webb estuvo a punto de dedicarse a escribir ficción. Se licenció en literatura y su primer impulso fue probar suerte como novelista. Pero, afortunadamente, la fotografía se cruzó en su camino. Comenzó haciendo fotos en blanco y negro en Nueva Inglaterra, su tierra natal, y alrededores. Los grises reflejaban bien la atmósfera visual y emocional que le rodeaba. Pero un día leyó un libro, «Los comediantes», de Graham Green, ambientado en Haití, y sintió la necesidad irrefrenable de viajar a aquel país.

Tras aterrizar en el país caribeño no tardó mucho tiempo en darse cuenta de que el blanco y negro no conseguía reflejar lo que aquel país le transmitía. Una cultura en la que el color está tan presente en cada lugar, en cada esquina, en el que las propias emociones se traducen en explosiones de color, en el que la luz y las sombras parecen luchar unas con otras en cada esquina… Un lugar así necesitaba ser captado con una película en color. Así lo hizo, y su vida cambió para siempre. Era finales de los años 70 del siglo pasado.

Fue allí, en Haití, donde Alex Webb comenzó a convertirse en el fotógrafo que hoy es, y donde adoptó sus grandes señas de identidad: colores vivos, imágenes llenas (literal y figuradamente) de color y emoción, las composiciones complejas y magníficamente resueltas. Fue, por así decirlo, su nacimiento y bautismo como Fotógrafo; así en mayúsculas.

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Por eso, y por la grandeza de Webb, referente y maestro de muchos, por lo que «The Suffering of Light«, sigue siendo, a día de hoy, el gran libro del estadounidense. Recoge sus primeros 30 años como fotógrafo en color, y en él podemos ver su evolución, su proceso de aprendizaje, y su crecimiento como autor. De ahí que sea uno de las obras imprescindibles en toda buena biblioteca fotográfica. Y de ahí la importancia de poder apreciarlo en toda su grandeza.

Lo que yo os muestro en este vídeo es solo una parte de todo lo que puede encontrarse en el libro, la base para entenderlo y para ir descubriendo por nosotros mismos todo el universo de Alex Webb. Porque la complejidad de sus imágenes puede abrumarnos, incluso asustarnos, en un principio, pero es, en el fondo, un regalo que nos hace el propio Webb para que con nada nueva lectura vayamos descubriendo detalles nuevos y enriqueciendo nuestra percepción de su trabajo. Adentrémonos ya en el magnífico «The Suffering of Ligh» de Alex Webb…

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